Al estar en este medio de transporte colectivo me transformo: el norteño que llevo dentro le cede paso al chilango que ha nacido en mí. Así que gandallescamente (sic) me siento en el primer lugar que vi e inmediatamente después se llenó el vagón.
Luego los dioses que son bien vengativos conmigo, me pusieron a prueba, y delante de mí se pararon tres damitas con diferentes circunstancias: una iba con un niño, otra era una viejecita y la última estaba preñada.
Mi conciencia ya no me dejó en paz e hice lo que todo hombre de bien y educado debe hacer, desarrollándose la siguiente escena:

Finalmente, después del trance hice lo correcto, me paré y le dije a la anciana: "Siéntese señora"
Y ella me dijo: "No, yo me bajo en la siguiente" y cuando volteé el niño ya se había agenciado el asiento. Entonces el vagón se llenó aún más, el Metro se detuvo como 15 minutos "por la lluvia" y yo casi muero de la ansiedad y la claustrofobia.
Por cierto, en la confusión alguien me torteó y estoy 97.5% seguro que fue la viejita. No se vale.
Y ella me dijo: "No, yo me bajo en la siguiente" y cuando volteé el niño ya se había agenciado el asiento. Entonces el vagón se llenó aún más, el Metro se detuvo como 15 minutos "por la lluvia" y yo casi muero de la ansiedad y la claustrofobia.
Por cierto, en la confusión alguien me torteó y estoy 97.5% seguro que fue la viejita. No se vale.
Eres lo máximo! Eres la única razón por la que abrí una cuenta en twitter! Sólo para enterarme lóo lóo que habías posteado y leerlo en caliente.
ResponderBorrar@Arlencirijilla
Jajaja...
ResponderBorrar...
...
Jajaja...
Ya me parezco a ti, Kabeza... he pensado tres cosas que escribir y nomás me quedo riendo...
Jajaja...
Saludos Maestro!
también faltó en esa situación alguna mujer con muletas, para agregarle dificultad a la toma de decisión
ResponderBorrarAgregaste un ladrillo más en tu casita en el cielo, amigo. :-)
ResponderBorrarBeso
También estaba la opción de fingirse dormido, u ocupado mensajeando en el celular, sin ver a la gente alrededor.
ResponderBorraryo por eso me siento en las piernas de las viejecillas.
ResponderBorrarTres palabras: Hazte el dormido.
ResponderBorrarEs lo más fácil y te evitas problemas, además las mujeres de hoy ya estamos acostumbradas a que no nos den el asiento, ni nos abren la puerta del coche ni nada, queríamos feminismo no? pos ahora nos chingamos...
La opción es esperar hasta llegar a tu estación y bajarte del asiento y arrastrarte hasta la salida.
ResponderBorrarPuedes fingir ser un viejito y después matar al niño y balacear a todos haciendo uso de las bonitas costumbres de tu origen y recordándonos el episodio del metro balderas.
ResponderBorrarO pudes nunca usar más el metro.
jajaja no seas wey primero se pregunta si se quiere sentar Y LUEGO SE LEVANTA del mismo
ResponderBorrarKabeza, para cuando vuelven las playeras??? ya estamos ansiosos esperandolas en chihuahua!!
ResponderBorrarJajaja muy buena aventura y lo peor es que te tocaron las tres situaciones de dar asiento juntas.
ResponderBorrarEn esas pues yo a veces uso la técnica de hacerse el dormido o que no te das cuenta hahaha, no es que uno a veces también está madreado.
jajajajaja, Israel es muy listo
ResponderBorrarTodo un dilema maestro Kabeza!! No hubiera sabido por cual decidirme. Si me hago el dormido o no les doy el asiento, después voy cargando con la culpa todo el día. ¡Por que no puedo ser un insensible, como cualquier persona!!!
ResponderBorrarOye Kabeza y si el que te torteó fue el niño?
ResponderBorrarCómo te sentirías? Te tendrías que bañar con cloro por una semana?
Por eso nada mas cédele el asiento a las mujeres lindas como yo. :p
ResponderBorrarjejejeje genial anecdota me encanto, jajajaja
ResponderBorrarjajaja
un saludo kabeza!!!! oie visita mi blog si puedes!!!