En el año 3899 el planeta era habitado en su totalidad por robots que en un principio fueron inventados por el ser humano, pero en el año 3020, un virus creado y expandido por un mozalbete geek contagió a los primeros robots creados. Este virus hizo que a las máquinas les diera el síndrome del hijo desobediente con el cual, en vez de componer computadoras, programar y tostar pan, se llenaron de odio cometiendo parricidios y en consecuencia, una masacre mundial.
Alrededor de veinte millones de robots acabaron con la totalidad de los seres humanos en el planeta, después de eso, eliminaron todo tipo de huella del paso por la tierra del Homo Sapiens; es decir, destruyeron todo objeto creado por el hombre. Sólo los animales fueron perdonados, menos los pingüinos (bien raro).
Los robots desarrollaron la manera de comunicarse entre ellos, además del poder de "reproducirse", esto es, se las ingeniaron para construir más robots, los cuales adoptaban como hijos formando así familias y comunidades.
Por si esto fuera poco tenían su propio gobierno. El líder era el primer robot creado allá por el año 1985. Un armatoste fabricado con alumino, cachitos de melamina ponderosa e innumerables foquitos.
"General Electric" era el nombre del mandatario, y pese a ser un cacharro en comparación con sus congéneres, era respetado y temido por todos sus gobernados, pues a diferencia de ellos, él tenía algo que los demás carecían: un misterioso compartimento con una ranura a un costado suyo, en donde iría la vesícula.
Casi todos los robots eran iguales: con ojos destellantes, extremidades biónicas, "piel" de acero inoxidable, memorias RAM de chorrocientosmil no sé qué, lectores de memorias digitales, cortadoras de frutas, cuchillos eléctricos tipo Rambo, rayos láser, centros de lavado, unidades de CD y DVD, reproductores MP3, sonidos polifónicos e internet inalámbrico (ya no era negocio de Slim, pues fue aniquilado junto con los Sanborns).
Sin embargo, nadie tenía ése compartimento que poseía "General Electric".
Un día, llegó una noticia que cimbró las electromecánicas mentes de todos: Se había descubierto a muchos kilómetros de ahí, el último vestigio humano. "General Electric" envió a un comando especial para que le trajeran aquella reliquia. El comando fue integrado por los robots "DHL0023" y "FED-EX-38" especialistas en esos menesteres.
Así, en menos de lo Calderón disfraza a sus retoños de soldaditos, "DHL0023" y "FED-EX-38" llegaron con la noticia:
"Oh amo y sabio líder General Electric, fuimos a tierras lejanas, y encontramos las ruinas de una edificación, que tenía rotulada en lo que era la fachada, una leyenda hecha con la primitiva escritura de los miserables humanos. Aplicamos nuestro programa descodificador de jeroglíficos y caracteres rudimentarios creados por civilizaciones poco desarrolladas y el resultado fue que el escrito de la fachada decía "VIDEO CLUB PANDITA"
"General Electric" suspiró (haciéndo un sonido similar como el de Darth Vader, pero más gangoso) y preguntó: "¿Y eso es todo?"
"No, encontramos esto" -respondió "DHL0023" entregándole una cajita de plástico con una cinta magnética en su interior.
"General Electric" se quedó absorto ante el objeto y sin resetearse mucho, (osea, sin pensarlo mucho) tomó la cajita y la introdujo en la ranura de su compartimento que lo distinguía de los demás. Pasaron unos pocos segundos, cuando ordenó: "¡Pronto, enchúfenme una pantalla!"
Para esto, existía "G-AY-041", el robot programado para eso de los enchufes, quien gustoso le enchufó a "General Electric" una pantallota. Lo proyectado reunió a toda la comunidad cercana, dejándolos anonadados mientras veían como, en la pantalla, uno de los suyos acababa de manera despiadada e imperturbable con los malos durante los 102 minutos que duró la proyección.
Al terminar, "G-AY-041" gritó tímidamente: "¡Robocop, Robocop, Robocop!" e inmediatamente fue secundado por todos los demás con una ovación que hizo sudar aceite a "General Electric".
"¡¡¡Robocop, Robocop, Robocop, Robocop!!!" "¡¡¡Te queremos Robocop, te queremos!!!" -clamaban las máquinas reunidas.
"General Electric" quiso poner orden, explicando y después implorando: "¡Tranquilos, esto es una artimaña de los humanos para recuperar el poder, es una trampa, todos sabemos que no existe el personaje que acabamos de ver en la pantalla, ustedes no son así, el tal Robocop es un peligro para el mun...!
Pero no pudo terminar su arenga; fue cercado por todos los robots que enfurecidos lo patearon, le jalaron los cables, le pellizcaron las tuercas, le abollaron el aluminio y le fundieron los foquitos. Y a punto de pasar mejor vida y cerrar sesión, "General Electric" musitó un casi inaudible: "Don't panic"