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lunes

el oso bipolar (72)

Si tú (¡sí, tú que estás ahí sentadot@ viendo este blog en vez de hacer algo de provecho!) cada vez que observas un episodio del Oso Bipolar te quedas de a seis porque no le entendiste o, peor aún, sí le entendiste pero no te causó la más mínima gracia, sin embargo piensas que tal vez a tu hijit@ o sobrinit@ le pueden gustar los "dibujitos" pero no te atreves a mostrarlos a un indefenso cerebrito por miedo a causarle daños irreversibles.

Eso ha terminado.
Y -¿sólo por hoy?- se pone a consideración del mini-respetable una versión de clasificación "AA" del Oso Bipolar.
Para el niño, para la niña, es de novedá.

Nickelodeon, Fox Kids, Disney y compañia: Tengan miedo.

martes

mi debut y despedida como escritor de cuentos de ciencia ficción

En el año 3899 el planeta era habitado en su totalidad por robots que en un principio fueron inventados por el ser humano, pero en el año 3020, un virus creado y expandido por un mozalbete geek contagió a los primeros robots creados. Este virus hizo que a las máquinas les diera el síndrome del hijo desobediente con el cual, en vez de componer computadoras, programar y tostar pan, se llenaron de odio cometiendo parricidios y en consecuencia, una masacre mundial.

Alrededor de veinte millones de robots acabaron con la totalidad de los seres humanos en el planeta, después de eso, eliminaron todo tipo de huella del paso por la tierra del Homo Sapiens; es decir, destruyeron todo objeto creado por el hombre. Sólo los animales fueron perdonados, menos los pingüinos (bien raro).
Los robots desarrollaron la manera de comunicarse entre ellos, además del poder de "reproducirse", esto es, se las ingeniaron para construir más robots, los cuales adoptaban como hijos formando así familias y comunidades.
Por si esto fuera poco tenían su propio gobierno. El líder era el primer robot creado allá por el año 1985. Un armatoste fabricado con alumino, cachitos de melamina ponderosa e innumerables foquitos.
"General Electric" era el nombre del mandatario, y pese a ser un cacharro en comparación con sus congéneres, era respetado y temido por todos sus gobernados, pues a diferencia de ellos, él tenía algo que los demás carecían: un misterioso compartimento con una ranura a un costado suyo, en donde iría la vesícula.

Casi todos los robots eran iguales: con ojos destellantes, extremidades biónicas, "piel" de acero inoxidable, memorias RAM de chorrocientosmil no sé qué, lectores de memorias digitales, cortadoras de frutas, cuchillos eléctricos tipo Rambo, rayos láser, centros de lavado, unidades de CD y DVD, reproductores MP3, sonidos polifónicos e internet inalámbrico (ya no era negocio de Slim, pues fue aniquilado junto con los Sanborns).
Sin embargo, nadie tenía ése compartimento que poseía "General Electric".
Un día, llegó una noticia que cimbró las electromecánicas mentes de todos: Se había descubierto a muchos kilómetros de ahí, el último vestigio humano. "General Electric" envió a un comando especial para que le trajeran aquella reliquia. El comando fue integrado por los robots "DHL0023" y "FED-EX-38" especialistas en esos menesteres.

Así, en menos de lo Calderón disfraza a sus retoños de soldaditos, "DHL0023" y "FED-EX-38" llegaron con la noticia:
"Oh amo y sabio líder General Electric, fuimos a tierras lejanas, y encontramos las ruinas de una edificación, que tenía rotulada en lo que era la fachada, una leyenda hecha con la primitiva escritura de los miserables humanos. Aplicamos nuestro programa descodificador de jeroglíficos y caracteres rudimentarios creados por civilizaciones poco desarrolladas y el resultado fue que el escrito de la fachada decía "VIDEO CLUB PANDITA"
"General Electric" suspiró (haciéndo un sonido similar como el de Darth Vader, pero más gangoso) y preguntó: "¿Y eso es todo?"
"No, encontramos esto" -respondió "DHL0023" entregándole una cajita de plástico con una cinta magnética en su interior.

"General Electric" se quedó absorto ante el objeto y sin resetearse mucho, (osea, sin pensarlo mucho) tomó la cajita y la introdujo en la ranura de su compartimento que lo distinguía de los demás. Pasaron unos pocos segundos, cuando ordenó: "¡Pronto, enchúfenme una pantalla!"
Para esto, existía "G-AY-041", el robot programado para eso de los enchufes, quien gustoso le enchufó a "General Electric" una pantallota. Lo proyectado reunió a toda la comunidad cercana, dejándolos anonadados mientras veían como, en la pantalla, uno de los suyos acababa de manera despiadada e imperturbable con los malos durante los 102 minutos que duró la proyección.

Al terminar, "G-AY-041" gritó tímidamente: "¡Robocop, Robocop, Robocop!" e inmediatamente fue secundado por todos los demás con una ovación que hizo sudar aceite a "General Electric".
"¡¡¡Robocop, Robocop, Robocop, Robocop!!!" "¡¡¡Te queremos Robocop, te queremos!!!" -clamaban las máquinas reunidas.
"General Electric" quiso poner orden, explicando y después implorando: "¡Tranquilos, esto es una artimaña de los humanos para recuperar el poder, es una trampa, todos sabemos que no existe el personaje que acabamos de ver en la pantalla, ustedes no son así, el tal Robocop es un peligro para el mun...!
Pero no pudo terminar su arenga; fue cercado por todos los robots que enfurecidos lo patearon, le jalaron los cables, le pellizcaron las tuercas, le abollaron el aluminio y le fundieron los foquitos. Y a punto de pasar mejor vida y cerrar sesión, "General Electric" musitó un casi inaudible: "Don't panic"

domingo

mi debut y despedida como escritor de cuentos que no tienen categoría (en todo el sentido de la palabra)

El destino marcó a Melitón desde el día de su nacimiento. Lo primero que vio al abrir los ojos fueron a sus padres y su hermana mayor. Entonces lo entendió: había sido el segundo.
Su apellido comenzaba con la letra "B", por lo cual era el segundo en la lista de la escuela. En toda competencia que se inscribía terminaba en segundo lugar.
Siempre, invariablemente, había alguien que le ganaba; que destacaba más que él.
Una vez, su padre le dijo unas palabras que lo siguieron toda su vida: "El segundo lugar es el primer lugar de los perdedores"

Un día, cansado de su peculiar situación, se metió a un concurso de comedores de hot dogs. Como sólo eran tres participantes, dedujo que inevitablemente terminaría en tercer lugar; no es que quisiera ganar, lo único que quería era no ser el segundo.
La competencia empezó y mientras degustaba los hot dogs, miraba de reojo a sus adversarios. Uno era una bola de manteca que sudaba como desquiciado y que se metía hasta 2 alimentos al mismo tiempo, el otro, más que gordo, estaba robusto, con una camiseta sin mangas que descubría sus tatuajes: Una sirena que reposando en ese brazote parecía una morsa trasvesti, y un corazón flechado que más bien parecía un hígado de res sangrante.
Melitón, veía como los otros tragaban como trogloditas, haciendo ruidos de cerdos, expulsando flatulencias y sus caras se encendían por la falta de respiración al estar abusando de sus cuerpesotes.
Confiado, Melitón, sonreía por dentro, sabía que finalmente terminaría en tercer lugar y acabaría con su maldición. Pero en el hot dog número 33, el de los tatuajes se colapsó y cayó, azotando toda su humanidad. La gente se acercó a auxiliarlo, pero era demasiado tarde. Murió de gula y por atascado; dejándole el segundo lugar a Melitón.

Melitón cayó en una depresión que el psiquiatra calificó como "secundaria". Enfurecido nuestro protagonista se largó de su casa y entorno. Tomó un camión en el que le asignaron el asiento número 2, llegó a un hotel en donde había gran algarabía, al preguntar el por qué de la fiesta a la recepcionista, le dijo que acababan de inaugurar el hotel y que hace rato había llegado el primer huésped, y que Melitón, por cosa de segundos, había sido el segundo, perdiendo todos los premios que daba el hotel a su primer huésped.
Melitón se pasó un día pasmado, y al segundo día explotó llorando como una mariquita sin calzones y con las palabras de su padre grabadas en su cerebro: "El segundo lugar es el primer lugar de los perdedores"...

Pero un infausto día, conoció a una mujer de la que se enamoró. Al segundo día de conocerla se hicieron novios. (Porque Melitón sería todo lo que quisieran, pero era bien galán y jocoso con el sexo opuesto, tenía jiribilla, pues). Al segundo mes de relación, ella le confesó algo que sorprendetemente no lo alteró: Le confesó que él era su segundo novio.
Sin embargo el amor había cegado a Melitón y no le importó ser el segundo en esa ocasión.

Ya no le importó ser el Robin de Batman, el Toro del Llanero Solitario, el Kato del Avispón Verde, el Chita de Tarzán, el Sancho Panza de Don Quijote...
Finalmente al segundo año de noviazgo decidieron casarse. Melitón vio un concurso de imitadores de Madonna, en donde el segundo premio era un viaje para dos personas a las enigmáticas playas del Mediterráneo. El premio del primer lugar era un viaje a las inhóspitas tierras del Medio Oriente y el tercer premio era una visita de 2 horas a las bonitas playas de Ebrard.
El sueño de la novia era conocer el mar, así que Melitón se aguantó el bochorno y se inscribió en aquél concurso de imitadores de Madonna. Tardó dos semanas en animarse a ponerse la peluca rubia y el vestuario ése en donde 2 grandes conos invertidos sirven de brassier. La novia consciente del sacrificio de su pareja aguantó la pena ajena y lo motivaba a mover las caderas y todo lo demás. Melitón estaba tan metido en su papel que pasaban días sin que se quitara el atuendo y peluca.
Llegó el día del concurso y 2 minutos antes de entrar a escena ocurrió lo inesperado. Melitón se ajustaba el liguero y peluca, mientras se pintaba la boca, dio 2 respiros que duraron 2 larguísimos segundos, volteó a ver a su noviecita santa y le dijo: "Toda mi vida he sido el segundo en todo, siempre he sido la segunda opción para todo y todos. Y después de este tiempo que he andado de vestida descubrí que ésta es mi segunda gran opción."
Se limpió el rimel y soltó un gritito indescriptible, algo así como: "¡Wiiiijiiiiiií- ooooooouuuuuu!", mientras salía corriendo queriéndose ir con el primero que pasaba, pero éste lo golpeó por rarito, y entonces se fue con el segundo que se encontró.
FIN.
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Si lo anterior les pareció muy bizarro, no los culpo. Mejor vean lo siguiente:
¡Si quieren ver éste cartón completo, vayan a SACATRAPOS y disfruten también de la exclusiva del muñeco de Pedro Infante, creación de los amigos moneros Rictus y Alarcón!

lunes

poesía y tachas

En la noche, al Oso Bipolar le sale lo poeta y cae rendido ante su verdadero gran amor: La Osa Mayor.
Técnica: Acuarela sobre papel, una Coca Cola, 2 quesadillas y 1 cigarro y medio.

mi debut y despedida como dj

Tuc- tuc- tuc- tuc- tuc- tuc- tuc- ponchis- tuc-ponchis- tuc- ponchis- tuc- tuc- ponchis- cuik- cuik- tuc- ponchis- cuik- tuc- ponchis- cuik- cuik- cuik- cuik- ponchis- ponchis- ponchis- ponchis- tuc- tuc- cuik- ponchis- zap- zap- zap- cuik- ponchis- tuc- tuc- tuc- zap- zap- zap- ponchis- ponchis- ponchis- cuik- cuik- zap- zum- zum- zum- zap- ponchis- tuc- zap- cuik- ponchis- poing- poing- popopopopopopopopoing- punchis- zum- zap- ponchis- ponchis- zum- zam- cuaz- cuaz- cuucucuucucuaz- az- az- ponchis- tuc- tuc- tuc- zum- zum- poing- poing- poing- cuaz- cuz- cuz- ponchis- ponchis- fush- fush- fufufufufufush- ush- ush- ponchis- ponchis- ponchis- tuc- tuc- tuc- zum- poing- poing- cuiqui- cuiqui- cucucuciqui-
Tuc- tuc- tuc- tuc- tuc- tuc- tuc- ponchis- tuc-ponchis- tuc- ponchis- tuc- tuc- ponchis- cuik- cuik- tuc- ponchis- cuik- tuc- ponchis- cuik- cuik- cuik- cuik- ponchis- ponchis- ponchis- ponchis- tuc- tuc- cuik- ponchis- zap- zap- zap- cuik- ponchis- tuc- tuc- tuc- zap- zap- zap- ponchis- ponchis- ponchis- cuik- cuik- zap- zum- zum- zum- zap- ponchis- ponchis... (se repite)

miércoles

mi debut y despedida como escritor de cuentos de terror

Había una vez dos niños que eran amigos y vecinos. Se llamaban Herculano y Agapito. Al salir de la escuela cada uno se iba a su casa a soportar a sus respectivas familias, y a comer sus sagrados alimentos que les hacían sus mamás.
A Herculano le gustaba que le cocinaran alcachofas e hígado de tiburón, mientras a Agapito le encantaba el pollo con berenjena y mostaza. Pero eso no importa, el asunto es que después de comer y hacer sus tareas, se salían a jugar a la calle. Uno de sus juegos favoritos era ir a una casa abandonada e ingresar a ella e imaginarse que eran detectives o cazafantasmas. Pero bueno, eso tampoco importa.

Un día, sus respectivos padres salieron en la noche a una fiesta swinger o algo así. Ellos no sabían qué era eso, pero no les importó, pues los iban a dejar con una niñera de nombre Porfiria en la casa de Agapito.
Estaban los dos amigos viendo unos videos de Valentín Elizalde que la niñera había llevado, cuando de pronto sonó el teléfono. Porfiria, que estaba en la cocina haciéndose una margarita clandestinamente, contestó la llamada. En eso, una voz como la de Sean Connery le susurra:
-"Mmmm, qué bonita faldita traes..."
-"Jijiji (sic), ay gracias, la compré en rebaja, ¿No está muy rabona?" -contesta sonrojada la niñera.
-"No, para nada, además ese tatuaje de calavera que tienes en donde termina la espalda es muy sexy, ¿no te dolió cuando te lo pusieron?" -le dice la voz
-"Ash, no es una calavera, osea, ¿Jelouuu?, es un caracol maya, ay osea qué naquito eres... además ni me dolió porque el que me lo hizo es hiper-profesio... un momento, ¿Quién eres?, ¿Cómo sabes qué traigo puesto?" -dice la ya friqueada Porfiria.
-"Ah, pues porque te estoy viendo... ¿Qué se siente cuidar a dos niños muertos?..."
-"¿¡Qué?!", grita la niñera al salir corriendo sin colgar el teléfono, a buscar a los niños.

Pero no están. Porfiria corre por toda la casa tratando de hallar a los infantes sin ningún éxito. Se regresa a la cocina, le da un trago a su margarita, hace un gesto de desaprobación, toma la botella de tequila y le echa más a su copa, se desabrocha un botón de la blusa, eructa, luego toma el auricular y vocifera:
-"¡¿Dónde están, qué les hiciste?!"
-"Yo no les hice nada, tú fuiste la culpable. ¿No sabías que si ves videos de Valentín Elizalde recibes una llamada y luego te mueres?" -pregunta la gutural voz
-"Ay, ni al caso, osea, ¿Jelouuu?, yo tengo mil años oyendolo, y no me ha pasado nada weee" -responde Porfiria dándole sorbitos a su margarita.
-"Pos no, no te has muerto porque tú sí eres fan, pero los que no son fans y se burlan; reciben su merecido..."
De repente Porfiria cree entender, abre los ojos como huevos estrellados, toma el auricular con las dos manos, se lo acerca a la boca y dice con la voz temblorosa: "¿V-v-valentín?"
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Chale, mejor ya no le sigo, ya me dio miedo, es bien noche y ando oyendo ruidos extraños... Chau.

mi debut y despedida como escritor de cuentos infantiles

Érase que se era, en un reino muy lejano, una princesa de nombre Ifigenia. La pobre princesita vivía sumamente triste, pues además de cargar con un nombre tan feo no tenía novio. Su padre, el rey del reino, estaba desesperado pues Ifigenia era su única hija; no había tenido más hijos y era muy importante que la princesa se casara con un buen hombre que fuese noble, responsable, trabajador e incorruptible, ya que ése sería el próximo rey.
Sin embargo, ningún varón se quería casar con Ifigenia, porque a la princesita le gustaba ver telenovelas, escuchar reguetón o música de los 80´s y cuando escribía sustituía la "Q" con la "K".
Pero lo que más espantaba y alejaba a los hombres de la princesa Ifigenia eran sus flatulencias; osea, era bien pedorra. Pedos que sin sonar, fumigaban a 20 metros a la redonda.

Por ese motivo, en vez de tener como amiguitos a ratones o ardillas, la princesa se hacía acompañar de dos zorrillos que hablaban y que se llamaban Hedi y Ondo.
Un día Hedi y Ondo se paseaban por el pueblo y mientras comían mangos y plátanos tabasqueños oyeron una conversación. Un pobre infeliz se quejaba con su amigo de un defecto que tenía: carecía del sentido del olfato. Nunca en su vida había olido un perfume, una flor, un pañal, un vino, nada. Los zorrillitos brincaron felices tras su descubrimiento y para probar a aquél infeliz emitieron su descarga de mal olor. Todos corrieron, menos el hombre sin olfato.

Hedi y Ondo fueron con Ifigenia a contarle su aventura, la princesa de la emoción se echó un pedo tan fuerte que hasta logró desmayar a Ondo.
El rey mandó traer al hombre sin olfato y lo obligó a casarse con la princesa. La noche de bodas la princesa se perfumó con Chanel 5, agua de colonia Sanborns y jabón Rosa Venus, osea, era un manjar para cualquier nariz.
En el lecho matrimonial Ifigenia le preguntó:
-¿Te gusta cómo huelo?
-¿P-p-por qué, te echaste uno? respondió el nervioso esposo.
FIN.

Este post fue escrito mientras hacía tiempo esperando un mail y bajo la disyuntiva de ver infomerciales o dejar volar mi imaginación.