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lunes

antisocialito

Creo que he dado con la respuesta de mi actitud antisocial.
Cuando era niño, a pesar de mis limitaciones a la hora de pasar el balón o de correr a la meta, tuve muchos amigos. Estos amigos, cada año cumplían años y sus padres les hacían fiestas a las que me invitaban invariablemente.

Luego ocurría lo siguiente: Llegaba a casa con la invitación, mi madre levantaba la vista rogando al más allá que los niños dejaran de cumplir años e íbamos a alguna tienda a comprar el regalo para el festejado. Después, en una escena digna de "El Padrino", me hacía una oferta que no podía rechazar:

Momento clave en que me iba empezando a quedar sin amigos.

Luego, regresábamos a casa, me ponía a jugar con mi nuevo juguete y al otro día me disculpaba con mi amigo diciéndole que "se había muerto un pariente muy cercano".
Ahora que lo pienso, entiendo por qué cuando fue mi fiesta de cumpleaños, nadie fue. Snif.

¿A qué viene todo esto?
A que hoy me invitaron a una reunión y como soy un caballero fui a comprar un six de cervezas para no llegar con las manos vacías. Al llegar mi casa me eché en el sillón y pensé en lo fastidioso que es ir de un lugar a otro en esta ciudad, en eso, escuché la voz de mi mamá en mi cabeza diciendo: "¿Qué prefieres? ¿Ir a la reunión a la que te invitaron o quedarte con lo que acabas de comprar?"

...y pos héme aquí, escribiendo esto mientras me acabo un six de cervezas y pienso en algún pariente cercano que se haya muerto para que me sirva de coartada.

martes

la tenista



Me he encontrado esta foto en internet y fue como cuando ves una imagen de tu infancia y no logras recordar bien de dónde es.

El veinte me cayó rápido: Tenía alrededor de 11 años, había una papelería a 4 cuadras de mi casa y fui a comprar una de esas monografías que antes vendían. Eran estampitas con dibujos mal hechones de cualquier tema y atrás traían la información escrita de cada imagen.
La papelería la atendía una vieja malhumorada. Todo ahí era un desorden, pero todo lo tenían, en esos tiempos no existían los Office Depot's ni nada parecido, había que ir a las papelerías de cada barrio, en donde con suerte, hasta dulces vendían.

Al llegar a la papelería, le pregunté a la señora que estaba ahí -literalmente- de planta por la monografía que estaba buscando.
No la encontró y me dijo que iba a ver "allá adentro", se puso de pie enfilándose hacia otro cuarto empujando la puerta detrás de ella. Al cerrarse la puerta, se mostraba un poster casi del tamaño de la puerta con la foto de una tenista caminando hacia la red, mientras con su mano izquierda se levantaba el vestido y se tocaba una nalga.

Me quedé hipnotizado.
Estudiaba en una escuela propiamente religiosa, en donde el mero mero era un sacerdote, y teníamos clases de religión disfrazadas con el nombre de "Clases de ética". Con esos antecedentes puedo decir que tuve una infancia feliz pero con prohibiciones y temores infundados. Me era imposible dibujar una mujer porque eso implicaba incluírle sus atributos, y que yo supiera, eso era peligroso, allá arriba no les podría gustar que un escuincle de 11 años estuviera dibujando lo que una mujer tiene debajo de la ropa.
No supe si el poster aquél estaba a la venta o si era un fetiche de la señora de la papelería, pero yo quería ese poster y no el del Corvette o el de Rambo que tenía en la pared de mi cuarto.

Más grande, ya sin tantas telarañas que me metieron en la cabeza de niño, quité los posters de carros y héroes de acción, y quise poner algo que representara al puberto alfa que vivía en mí y lo único que encontraba eran posters dignos de un bonito taller mecánico o vulcanizadora y terminé poniendo reproducciones de pinturas de Van Gogh y fotos de los Beatles.
Luego ya más mayorcito entendí que lo más sensato era ver mujeres de carne y hueso aunque fuese en la calle y no fantasías colgadas en la pared.
Fue hasta la universidad (a la que asistí cuatro semestrotes) que me compré una revista Playboy y eso porque salía Drew Barrymore, y tenía que apoyar a las chicas de mi generación, pero nunca volví a encontrar una imagen que me inquietara tanto como la de la tenista.

miércoles

vaso vs. martillo

Ayer fui a ver la película de Thor. No es de mis súper héroes favoritos, siempre me han gustado más los que nacieron en la Tierra y por algún accidente nuclear, químico o psiquiátrico (?) terminan siendo "condenados" a ser héroes.
Pero sé que para captarle a próximas películas de Marvel, debía ver ésta y no me la podía perder.
Gracias al D.F. me acostumbré a correr e irme con muchos minutos de anticipación a donde sea, el error es que en estos momentos estoy en Chihuahua y aquí no aplica el preparar los traslados con tanto tiempo, me di cuenta demasiado tarde y llegué al cine con el tiempo suficiente para hacer fila en la dulcería, fuente de sodas o como se llame la tienda del cine.

Delante de mi estaba un niño con un señor que decidía lo que se iban a empacar, el pequeño le decía a su padre con insistencia sus caprichos alimenticios pero el papá simplemente no lo pelaba y ordenaba lo que se le pegaba la gana.
El infante en uno de sus gritos y saltos divisó algo que lo hizo gritar más fuerte:
-¡¡¡Papá, papá, cómprame un vaso de Thoooooor!!! ¡¡¡Ándale, porfis, porfis!!!
La autoridad lo ignoró y yo estaba a punto de cometer un infanticidio. Pero se me ocurrió algo mejor y cuando el papá pagaba, le dije al empleado de la tienda: -Dame unas palomitas y una Coca-Cola... en un vaso de esos de Thor.

Luego hice lo que todo hombre sensible y puro de espíritu debe hacer: Tomé el vaso, lo miré frente al pequeñín y sonríendole levemente, me fui a la sala de cine con mi vasote tamaño caguama.

Momento en que le doy una lección a todos los niños del mundo para que aprendan a respetar y a no andar de chiqueados pues la vida no es justa y... creo que nada más.

Después vino la pesadilla.
No contaba, otra vez, que estaba en Chihuahua y al entrar a la sala me encontré con que estaba para mi solo... por unos minutos. Pues llegó la pareja de la tiendita: Papá dictador e hijo.
Me dije a mi mismo: "Tranquilo Kabeza, ahorita llega más gente, se te quita el estrés y todos felices". Pero no, empezó la película y no llegó nadie más.
Apareció Natalie Portman en la pantalla, alcé la vista al cielo agradeciéndole a los dioses (Odín incluido) el favor recibido, cuando el mozalbete comenzó con sus ruidos propios de su edad. Risas, gritos, preguntas, patadas a las butacas y de más tormentos.

Sin discreción alguna gruñí y me cambié de lugar, sin ningún resultado.

Representativa estampa de uno de los peores momentos de mi vida, con delirio incluido.

Las mini-intervenciones continuaban mientras yo rumiaba palomitas al tiempo que tomaba soda, levantaba mi vasote para que lo vieran atrás y se dieran cuenta quién tenía el poder. Lo cual creo que fue contraproducente pues el retoñito al ver mi trofeo, recordó su desdicha y le reclamaba a su progenitor su avaricia.
Finalmente terminó la película y el par maligno se fue. Tomé un respiro antes de levantarme y recordé que tenía que quedarme a ver la escena al final de los créditos.
"Otro punto para mi, escuincle menso se perdió una clave importante de esta historia" -pensaba triunfante.

Todo terminó y me fui a mi casa.
Al llegar, me disponía a trabajar y me dije: "Voy a servirme mi jugo de arándano en mi mega vasote, envidia de chicos y grandes"
En eso sentí como si el martillote de Thor me cayera en la cabeza, caí hincado al piso con mis puños en la cintura y grité al cielo un "¡¡¡Noooooooooooo!!!" al recordar que al salir de la sala, como buen ciudadano, me llevé la caja de palomitas y el vaso para... tirarlos en el bote de la basura.

no huelo pero sí huelo

Parece que fue a propósito. Pero de verdad fue coincidencia, ya tenía programado mi viaje de Chihuahua al DF para el viernes.
Y el jueves, último día en mi tierra, se vino un ensayo del apocalipsis y se soltó un frío como hace mucho no sentía, estábamos a -10 grados y encerrados en casa la cosa no era mucho mejor. Los calentones (así les llamamos a los aparatos que en otras partes les llaman calentadores) no ayudaban gran cosa.
Fue tal la helada que el agua de las tuberías se congeló y no hubo poder humano que nos restableciera el servicio.

En parte me sentía aliviado que al otro día me iba a un lugar con un clima menos salvaje y al mismo tiempo sentía feo dejar a mi familia en ese congelador que se apagaría con el tiempo o con la próxima balacera.
-Váyanse a Egipto, para no estar con el pendiente. -les dije. Pero no me hicieron caso.

El avión salía a las 8 de la mañana, así que tuve que salir de casa a las 6, con el termómetro marcando -17 grados. Y como buen ciudadano dejé todo al final, empacando y terminando pendientes durante la noche y como resultado de todo esto, no dormí.

Y así iba con la frente marchita, con 6 capas de ropa, calzón térmico-guardapedos y tres calcetines en cada pie.

Otro de mis consuelos era que llegando al DF, podría darme un buen baño y prescindir de la chamarrota, la ropa térmica, bufanda y el trío de calcetines.
Llegué a las 11 o 12 del día mientras el taxista defeño se incomodaba del streep tease particular que le proporcioné, en cada cuadra me iba quitando una prenda al sentir el cambiazo de temperatura. Hasta quedar como una persona normal con pantalón y camisa sin disfraz de Michelin.

Al llegar, recordé que para variar había dejado un tanque de gas vacío y el otro ya en las últimas.
Pero los dioses se apiadaron de mi y antes de que me diera la bienvenida la señora de los jugos o el del puesto de periódicos, al poner un pie en mi casa escuché el ensordecedor grito de mi peor enemigo, mi némesis, mi Lex Luthor, mi Noroña de cabecera: el tipo del gas.

Helo aquí. Parece fuerte y peligroso, pero... lo es.
Si lo ven, denúncielo.

Ya he contado algunos épicos episodios con este sujeto, hemos tenido peleas a muerte, básicamente psicológicas, en donde cada uno estudia nuestras debilidades, fortalezas y nunca nos hemos rendido.
Sin embargo, acababa de llegar y no quería problemas tan rápido, así que saqué mi lado caballeroso desarrollándose la siguiente conversación:
-Hey, qué bueno que lo veo, le encargo un tanque de... 30.
-Ah... simón carnal, pérame que se acerque el camión, ¿Cuál departamento es?
-El 007. Eh... aquí te espero, no se te vaya a olvidar, jejeje...
-Cámara mai, ahí vengo.

Lo esperé y esperé y esperé y esperé mientras pensaba "maldito, aquí me tienes otra vez esperando, pero no me voy a subir hasta que cumplas con tu obligación, no me vencerás esta vez"
Y apareció con el tanque al hombro mientras yo lo seguía imaginando que le daba latigazos como en película de Mel Gibson. Llegamos a la azotea vio el par de tanques y le señalé cuál era el vacío. Sopesó los dos diciendo: "Ps los dos ya no tienen, ¿te traigo el otro?"
-No, nomás tengo dinero para uno (no quieras ahorrarte otro encuentro conmigo, infeliz) -Le respondí y pensé.
Hizo sus maniobras con las llaves, nos echamos miradas asesinas y se fue.
Me regresé al departamento, comí y me acosté.
Cuando abrí los ojos ya era de noche, tenía tanto sueño atrasado que nomás pensé "mañana me baño" y me volví a dormir.

Al otro día, me levanté me fui al baño, prendí el boiler, hizo un ruido raro, me despojé de mis prendas, abrí la llave del agua caliente y el calentador del agua nomás hizo ¡PUF! y se apagó.
Intenté encenderlo de nuevo y no respondía. Me volví a vestir pues en ese estado mi situación me deprimía más.
Fui a la estufa y tampoco encendía. Subí a la azotea revisé los tanques para corroborar que el nuevo era el que estaba en funcionamiento, todo en orden.
Reintenté encender estufa y boiler y nada funcionaba.
Entonces hice lo que todo hombre bragado debe hacer en una situación como esta: Patear lo que esté en frente y lloriquear en Twitter.

Más tarde busqué al administrador del edificio y le pregunté por el conserje o encargado de hacer la talacha-électro-mecánica del inmueble. Me dijo dónde buscarlo, fui y no lo encontré.
Entonces otra vez pateé lo que estuviera cerca y me puse a rumiar mi desgracia.

Al otro día con ánimos renovados pretendí intentarlo de nuevo.
Creo haber contado en este blog de mi súper poder: no tengo sentido del olfato.
Por lo cual algunos de los peligros que corro además de ofender a las damitas por no reconocer sus perfumes, es no poder detectar una fuga de gas.
Pensé que tal vez de eso se trataba el problema y con todo el arrojo que puedo tener, traté otra vez de prender el maldito boiler.

Nótese el gesto de valentía aunado al ya visible aroma que seguramente emanaba.

Pese a mi osado atrevimiento, no prendió.
Me eché derrotado al sillón y pensé que quizá lo que debía hacer era ser hombrecito y bañarme con agua fría, pero de inmediato recordé el helado clima del que vine, sus consecuencias y me dije: "¡No!, ¡merezco un baño digno y caliente! ¡No migajas!"
Me puse a trabajar para olvidar mis penas, busqué otra vez al conserje, pero me dijeron que se fue de puente, hice cosas en casa y me dormí.

Finalmente ayer, al atardecer, se apareció el conserje.
Lloré un poquito en su hombro mientras le contaba mi desventura, me alejó diciéndome que me calmara que él sí tenía olfato. Revisó la estufa, el boiler y su Facebook.
Le pregunté que si no olía a gas y me dijo que a lo que olía era a monero podrido. Subimos a la azotea, evaluó la tubería, sopesó los tanques y se me quedó viendo.

-Estos tanques no tienen gas, están vacíos.
-Juat?! ¡¿P-p-p-pero por qué?!, ¡si acabo de comprar ése hace tres días! -le dije señalando el tanque "nuevo".
-Pos te lo vendieron vacío, mano. Bienvenido al DF. -dijo levantándolo con un solo brazo.

Momento clave en que me percato que esta vez el tipo del gas ha ganado otra batalla, pero no la guerra.

Ahora escribo esto para desahogar mi odio que mañana explotará al reencontrarme con mi peor enemigo cuando lo enfrente ...para pedirle que por favor que me venda un tanque lleno.

martes

chilanhuense

Estoy en Chihuahua, desde hace un mes aproximadamente llegué.
Creo que ya es hasta cansado decir-quejarse de lo que está pasando. Sólo diré que vine psicologicamente preparado para casi no salir y hacer cosas en casa.
Pero, a los 4 días de estar encerrado me desesperé un poco, salí y me asaltaron.
Se llevaron mi celular y cartera, y con ella (entre otras cosas) mi credencial de elector.

Si la credencial del IFE sirviera sólo para votar, igual y no sería tan importante. (Digo, con los candidatos que nos endilgan cada proceso electoral no dan ganas ni de verlos) El problema es que esa credencial es la única que uso como identificación. Y no es que me la pidan porque parezca menor de edad, sino en el periódico, las tiendas, bancos y aeropuerto solicitan que uno les enseñe su tarejta esa con foto.

Ahora bien, desde hace tiempo, me detecté una pequeña protuberancia en mi angustiado rostro. Una bolita que no me subía ni me bajaba y creía que era normal, cosas de la edad o algo así.
Pero me percaté que iba creciendo poco a poquito. Mi cara lucía así:

Nótese la mirada que aparenta estrés, pero en el fondo tengo todo bajo control.

Entonces, sabiamente me aconsejaron que fuera con un doctor a que me dijera que no era normal la metamorfosis que estaba sufriendo mi cara llena de gallardía.
Fui y el galeno me dijo que había que operar de inmediato, se me acercó una enfermera igualita a Scarlett Johansson y me susurró que... no, bueno, eso no me consta porque me anestesiaron y creo que todo eso me lo imaginé.

Al terminar me enseñó lo que me había sacado: una bola del tamaño de un tejocote.
- P-p-pero ¡si no estaba tan grande! -le reclamé
- Pues es que tú sólo sentías la parte de arriba. -me contestó y me dio una cachetada en mi cachete anestesiado. (Bueno, creo que esto también lo imaginé)

Regresé a mi casa con un parche pensando que al otro día se me caería y a la semana volvería a tener mi cara de monero-amistoso-a-dónde-vas-tan-solita.


Pero, al otro día y durante una semana mi rostro se veía así:

En realidad estaba más hinchado, pero para no deprimirme me ayudé un poquito en el dibujo.

Ahora si no salía de mi casa por miedo a que me volvieran a asaltar, no salía por miedo a que la gente pensara que los iba a asaltar.
Para superar el trance renté películas que subieran mi autoestima como "El Hombre Elefante", "Scarface", "Los Goonies", "Chucky el Muñeco Diabólico" y "9 semanas y media" (ésta última básicamente era nomás para solidarizarme con Mickey Rourke mi colega en cambios faciales extremos)
Pasé la navidad con cara de reno atropellado y poco a poco se fue desinflamando mi hinchada existencia.


Mi tiempo en Chihuahua se agotaba y debía hacer el trámite para una nueva credencial del IFE y no podía ir a que me tomaran una foto con una cara que no era exactamente la mía.
Al día de hoy mi vapuleada fisonomía es así:

Dicen que lo morado se quitará y que la cicatriz es muy sexy para las mujeres (miopes)

Por lo tanto, como el tiempo apremia y debo regresar pronto al D.F. mucho me temo que sacaré la mentada credencial allá.
O sea que si me pasa algo y me identifican por la credencial del IFE, seré un chilango más que engrose las estadísticas de Ebrard.

the kabeza times

Editorial


Nacional

El copete del gobernador del Estado de México da el gaviotazo.

Agencias, Edomex.- Gran movilización de policías y estilistas se suscitó en Toluca ante la noticia de que el novio de la Gaviota se había despeinado. La alianza bizarra del PAN y PRD, que logró una gastriris a Ulises Ruiz en Oaxaca y una úlcera a Mario Marín en Puebla, puso a sudar frío a Peña Nieto provocando que la humedad de su frente se mezclara con el gel de su cabello, lo que causó una caída estrepitosa e irreversible de su copete.
El gobernador tuvo una reunión de emergencia con su gabinete y Alfredo Palacios, especialista en soplar nucas y arreglar copetes.
Un ciudadano común que responde al apelativo de Kabeza, respondió al ser cuestionado por este medio: "Pues yo pienso que es lamentable que se distraiga la atención nacional por un hecho tan frívolo y no pongamos la vista sobre cosas realmente importantes, como por ejemplo, el Mundial de Futbol, ¿Ya empezó? es que he andado un poco desconectado porque tengo mucho trabajo"

Local

Gana el PRI en Chihuahua con un candidato que ni copete tiene.

Notimex, Chihuahua.- Después de una larga y deslucida temporada de campañas políticas, se llevó a cabo la jornada electoral con saldo blanco. Es decir, en ninguna casilla hubo muertos, ni levantados, ni decapitados, ni balaceados; es más, casi ni hubo votados.
Más por precaución que por miedo, los chihuahuenses se quedaron en sus hogares a ver a Chabelo, comer carne asada y observar en You Tube los videos de Ponchito de cuando estaba con el amarguetas de José Ramón Fernández.
A pesar de todo esto, el candidato del PRI alzó los brazos en señal de triunfo, cuando en realidad lo estaban asaltando. Y así hizo su última promesa como candidato: No salir tan tarde al Oxxo por cigarros.
Después de la noticia entrevistamos a un ciudadano al azar que no quiso dar su nombre por motivos de seguridad pero que se llama Kabeza y comentó: "No, pos o sea, pese a que tengo un chorro de trabajo, fui a votar e hice fila con todo y el calorón, pero ya cuando llegué me dijeron que la fila era para comprar boletos del concierto de Nelson Ned y a mí la neta me da miedo ese güey"

Deportes

Sube la exportación del Chícharo y México importa puras habas.

Reuters, Sudáfrica- DF.- ¿Eso qué tiene que ver con los deportes? Eso va en la sección de economía ¿no? Opinó el Vasco Aguirre mientras jugaba dominó con sus pupilos el Guille Franco y el Bofo Bautista en conocido bar de la colonia obrera del Distrito Federal. Mientras en el baño de dicho establecimiento interrogamos a un ciudadano que dijo ser de Chihuahua, que manifestó: "No entiendo ¿por qué estoy aquí si debería de estar en Chihuahua trabajando? O sea, trabajo dibujando monos, miren pásenme un papel, es que de hecho aquí no hay y ya acabé" finalizó.

Espectáculos

Escándalo por foto de ídolo infantil en Twitter.

Conmoción y protestas por parte de grupos de buenas conciencias ha provocado la difusión de una foto de una luminaria consentida de chicos y grandes. En su cuenta de Twitter dicho personaje, se atrevió a ir más allá y subió una imagen de cuando se estaba bañando. Madres de familia desconsoladas abrazaban a un desconocido ciudadano al que llamaban "Kabeza", mientras exigían justicia y castigo, al tiempo que el ciudadano declaraba: "No se vale, yo también tengo una cuenta de Twitter (@monerokabeza) cof, cof, y no la uso para esas bajezas, sino para otras. Y ya me voy damitas, que neta tengo mucho trabajo"

Nota de la redacción: Como éste es un medio serio, nos negamos a publicar semejante foto. Pero por si por ahí hay algún(a) lector(a) con el morbo desatado, les linkeamos la imagen AQUÍ (clic).

miércoles

como un dolor de muelas

Ayer descubrí que no soy fan de los fans de Sabina.
Primero, el higadote del Secretario de Gobernación dijo que no había purrún con las declaraciones de Sabina cuando dijo que Calderón era ingenuo al emprender una guerra.
Además el de Gobernación dijo que el de Los Pinos era fan de Joaquín Sabina (¿¡...!?)

Después del impacto recibido, me dispuse a ir al concierto de Sabina en la noche.
Me puse mi ropa de concierto de Sabina mientras reflexionaba: "A ver, de aquí cómo le hago para irme al Auditorio..." Tomé mi brújula y mi GPS. Me hice bolas con las coordenadas, saqué mi mapita del Metro y vi la luz.
"Entonces me voy por aquí, transbordo y me sigo por acá" -planeé mi travesía y me fui.

Los dioses del martes 13 me sonrieron y al abordar vi a la muchacha más guapa que había visto en un vagón del Metro.
"¡A huesos!, de seguro la damisela también va al concierto y pobrecita, va solita porque no tiene amigos con buen gusto y seguramente la acaba de cortar su noviecito porque a ella le gustan los hombres de verdad que hablan como norteño pero comen como chilango" -pensaba al tiempo que veía los dibujitos de las estaciones de ésa línea.
Cuando de pronto vi una que se llama "San Joaquín".
"¡Yes! ésta es una señal" -me dije y volteé a ver a la suertuda que se ponía de pie... y se bajaba una estación antes que la mía.
Para no llorar saqué mi libretita y apunté lo que podría ser un Momento Cumbre de mi vida.

Yo nunca había ido al Auditorio Nacional, de hecho estaba pensando que no soy mucho de ir a conciertos.
En el 93 fui a uno de Paul McCartney al Autódromo, aquí en el D.F. y todo fue muy confuso, chido, pero confuso. En otra ocasión, en un genuino acto de amor y heroísmo, fui a un concierto de Manu Chao al Zócalo y creo que me ultrajaron y violaron y no me di cuenta.
Hay gente que me pregunta que si sólo me gusta la música de Joaquín Sabina o Los Beatles. Y pues no, hay más música que me gusta.
El problema es que muchos de los grupos que me gustan ya se desintegraron o es gente que ya se murió. Además de que como ya dije, creo que no soy mucho de ir a conciertos.
Con Sabina había tenido la suerte de que el destino me favoreciera para que yo estuviera en el lugar y momento adecuados para ir a 2 de sus conciertos en la H. y gloriosa ciudad de Durango. Conciertos en los que tuve la oportunidad de estar en primera fila y zona VIP (Very Insipid People)

Pero aquí en el Auditorio tenía la ligera sospecha de que sería diferente.
Y sí, lo fue. Mientras me acomodaba en mi lugar me iba acordando por qué no me gusta eso de los conciertos. Me estaba mareando tanta gente y atrás de mi estaban unas chavas que se pasaban de amenas, con risotadas y gritos. Iba a sacar mi aerosol de gas pimienta para estas ocasiones, pero me abstuve; soy un caballero, amargado, pero caballero.
La verdadera pesadilla fue al comenzar una canción que cuando yo la escucho, me quedo extasiado en mi sillón y me teletransporto a dimensiones desconocidas.
Pero una gorda nalgona que estaba a mi lado tiene otra percepción de la vida y se le ocurrió ponerse de pie y ¡bailar!
Me quedé sentado pero el movimiento de su nada discreto trasero me desconcentraba sobremanera:

Yo, enfundado en mi ropa de concierto de Sabina y gorda nalgona poniéndole candela y jiribilla a la situación.

Así que hice lo que todo hombre de acción haría en una circunstancia como ésta: Miré hacia atrás para cerciorarme de que no iba a estorbar a nadie y también me puse de pie. Por supuesto que no bailé, la gorda sonrió quizá pensando que ya tenía pareja para su fiesta, pero no.
Para que yo baile, debo estar muy borracho o muy enamorado. O ambas.

Creo que al final solté el cuerpo y me reí mucho con las mensas de atrás que pedían canciones de Fito Páez y Andrés Calamaro.

Y sin embargo, entre el Espurio y la Gorda, lograron que dejara de ser fan de los fans de Sabina.

lunes

síndrome del norteado

El sábado por fin pude ir al cine, con el inconveniente de que no calculé el tiempo y salí en una hora en la que ya no había servicio de Metro.
Por lo que me vi en la imperiosa necesidad de tomar un taxi. No entiendo cómo es que dan tantas advertencias sobre los taxis en el D.F. y cuando uno lo va a abordar, se le olvida en el acto todo lo que le dijeron. Además, ¿quién va a ver en la noche el tarjetón y rótulo de placas y demás detalles?

Al subir al carro, me sorprendió que el chofer era una mujer, no muy femenina, pero mujer al fin.
El interior de vehículo era un altar al kitsch y a La Tigresa. Una cabeza de una muñeca colgaba del espejo retrovisor, una toalla del Cruz Azul estaba extendida en el respaldo del copiloto, y una figura de la Santa Muerte me veía desde el tablero, con el impacto visual aún sin asimilar, la chofer me preguntó a dónde iba.

Le dije y me miró por el retrovisor frunciendo el ceño:
-¿Y eso por dónde está, mano?
-Eh... pues por el Metro Portales*.
-A ver, vamos a Portales y ahí me dices por dónde ¿sí?
-Eh, pos bueno, a ver si me ubico.
-¿Me voy por Viaducto? -preguntó poniendo en marcha el coche.
-Eh, pos por donde se le haga más fácil, y más rápido, jeje.
Y enfiló hacia no sé dónde, mientras le subía el volumen al radio y se escuchaban unas cumbias de fuerte contenido Freudiano, al tiempo que seguía el ritmo con sus manos sobre el volante.
Intenté abstraerme de la situación asomándome por la ventanilla, pero creo que fue contraproducente, andaba por calles que no reconocía o que alguna vez vi en una pesadilla, no me acuerdo.

Y así con las cumbias de soundtrack, de reojo veía a la taxista, su peinado de post-mohicana, su maquillaje digno de madrina de quinceañera y su gran, gran tatuaje de la Santa Muerte en su gran, gran brazo.
Entonces, me dije a mí mismo "Kabeza, ya sé que tú no tienes olfato, pero esto no me huele bien"... en una esquina se detuvo, miré alrededor y no vi ningún señalamiento que le ordenara frenar, al instante se asomó por la ventana una damita de la vida galante y se desarrolló un diálogo más o menos así entre las féminas:
-Qué onda pinche Ari, ¿te vas o te quedas? -preguntó la señora de las cumbias.
-No, espérate, si en una hora no sale nada, nos vamos. -contestó la del empleo ancestral.
-No manches, en una hora ya no va a estar abierto we, vámonos.
-Chale... -reflexionó la de los cascos ligeros.

Entonces les dije: "Señoras mías, disculpen que las interrumpa, pero debo llegar a mi hogar y no puedo ser partícipe de su aventura nocturna, osea que a menos que vayan al Bar-Bar, me es imposible acompañarlas, además de que ya volvió a subir el numerito del taxímetro y francamente la situación económica apremia"

Bueno, la verdad no dije nada, sólo me hice bolita y pensaba: "Yaaaaa, por favor vámonoooooos"

Finalmente la taxista le dijo a Ari: "Bueno, dejo este pasaje y vengo por tí, chin-chin ¿eh?"
Dejé de rezar y siguió el viaje. Tal vez le entró la prisa porque aceleró la travesía y en unos minutos llegamos a la estación del Metro que le indiqué.
-Ya aquí es Portales, ¿de aquí sabe por dónde?
-Eh... no, jeje, como que estas calles no las había visto. -respondí con temor de que todo estuviera perdido y regresáramos con la sexyservidora y mi vida diera un giro de 97.3 grados aproximadamente.
Pero la chofer sólo soltó un chasquido con la boca y nos pusim0s a recorrer la bonita colonia que no reconocía.
Tres aumentos al taxímetro más tarde, me dijo: "No oiga, pos es que mire, aquí ya termina la numeración y la calle Oviedo* no aparece"
-¡¿Oviedo?! ¡ah jijos, no espérese, esa no es, esa no es! -dije con pena, vergüenza, y la cola entre las patas al darme cuenta que con el shock de la primera impresión de toda esta odisea le había proporcionado la dirección de mi casa... en Chihuahua.
Entonces fui testigo de una mirada de furia casi femenina por el espejo retrovisor que interrumpí diciéndole: "No, pero sí es por esta estación, nomás que yo voy a la calle Albarrán*"
-Ah, entonces esa es de aquél lado de Tlalpan -refunfuñó la mujer del volante.

Espero que al menos después se haya divertido con la Ari.

*Los nombres de las calles y Metro fueron cambiados estratégicamente para evitar a los paparazzis.

martes

las seis de la mañana

Son casi las 6
como cada mañana
y la cabeza me da vueltas de campana.
La vida huele a serrin
y a sueldo de camarero
y las demás blasfemias me las dejo en el tintero.
Y desafina
un nido de ruiseñores,
pero tu tranquila, ya vendrán tiempos peores.
Joaquín Sabina.

Ayer, mientras dormitaba en mi cama sucedió la siguiente escena:


Y sí, intenté dormir otra hora pero ya no tenía sueño. Increiblemente pasó, por fin mi desastroso horario iba a cambiar y sería un hombre nuevo: Que se levanta a la hora en que comienzan a trinar los pajarillos, pasa el camión de gas, los oficinistas se afeitan, llegan los borrachos a sus casas, las señoras preparan jugos y licuados.

Por fin, dejaría de ser víctima de comentarios burlones y miradas inquisidoras. Las mujeres no huirían de mi, mis ojeras, lagañas y almohadazo. Mi reloj biológico se restablecería y mi estómago me lo agradecería; volveriamos a ser amigos y cómplices.
No sé, en una de esas hasta me pondría a hacer ejercicio, desayunaría jugo de naranja con 2 huevos crudos, como Rocky Balboa. Me reconciliaría con la luz del sol, mi piel tomaría tonos de lanchero veracruzano.
Finalmente sería un hombre nuevo.

De un salto salí de la cama, me estiré y abrí bien la cortina para ver el bello amanecer.
Estaba a punto de declamar un poema al señor sol que se asomaba, pero me extrañó escuchar tanto ruido en la calle: "Bueno, esta ciudad está llena de gente emprendedora" -pensé.
Entonces tuve una corazonada, encendí la televisión y no había noticieros ni programas para señoras fodongas que les gustan los chismes. Había telenovelas, series y caricaturas, como las que pasan a las seis... de la tarde.

post de pelos

Estaba en una disyuntiva:
Otra vez no postear hoy, o postear una banalidad. Opté por lo segundo, al cabo que pensándolo bien el 76.8% del contenido de este blog son puras banalidades.
Así que revelaré un secreto que a estas alturas de mi vida debe salir: Siempre quise traer el cabello largo. Y no sólo el cabello, sino también el bigote y barba.
Ser una especie de Kenny Rogers que impusiera respeto y admiración por donde apareciera.

Nunca pude cumplir mi sueño.
Primero porque estaba en la escuela y en ese lugar estaba prohibidísimo traer el cabello más abajo de las orejas. Después se acabaron los ochentas y ya no estaban de moda las greñas, y aunque a mí siempre me ha valido un pepino la moda, a las muchachonas que quería impresionar, no.
Pero el tiempo pasó y hace unas semanas, me dije a mí mismo: "Kabeza, es hora de que des un giro a tu vida y hagas lo que nunca te has atrevido hacer" Así que hice algunas cosas que no había hecho y que ahorita no vienen al caso, ejem, y de paso decidí no visitar al peluquero, estilista o ente parecido.

Mi plan, básicamente era lucir así:


Nótese la presencia, porte y elegancia. La pipa es opcional.

El problema es que ya llevó más de un mes sin que mi cabellera sea tocada por unas tijeras y mis pelos se niegan a crecer para abajo. (sic)
Por alguna maldición genética tengo un superávit de pelo en la cabeza y cuando crece, lo hace hacia arriba, los lados y nunca cae.
Y cuando lo logro peinar, me queda más o menos como James Brown, y la verdad no me dan ganas de cantar "I feel good"
De la barba y agregados mejor no hablamos, tengo el síndrome Che Guevara y los pelos de la cara me salen por pedacitos y nada se cierra:

Nótese la... no, no noten nada, snif.

Ok, creo que me hubiera ahorrado este post.
Ahora, si me disculpan, voy al peluquero.

lunes

agosto gaseoso

Como que desde que uso la estufa me dura menos el gas.
Este es uno de los misterios que desentrañaré en los próximos días, sospecho que es un plan maestro del gritón del camión del gas para desquiciarme.

Pero que lo sepa. Soy más inteligente que él; tal vez yo no pueda subir un tanque de gas hasta la azotea, pero... eh... bueno, quizá tampoco no grite tan fuerte como él, ni tampoco tengo tatuajes en los brazos (tiene un águila que parece chichicuilote y una sirena sin chichis)...
Está bien, a lo mejor me ganaría en una pelea cuerpo a cuerpo, pero en un campeonato de Scrabble o Pintamonos, eh... no. Ahora que me acuerdo soy pésimo para el Pintamonos.

Compartiré una anécdota porque de todos modos, no iba a decir gran cosa, sólo que me vengaré de manera despiadada de el gritón del gas.
La anécdota es, que hace mucho años, tenía una novia y después de un razonable periodo de tiempo, decidió que tenía que ir a su casa y conocer a sus papás.
Sobre todo a su papá quien no estaba muy contento de que su hijita estuviera saliendo con un muchacho tan impresentable, flaco, cansado, ojeroso y con ilusiones tan inexorables.
Cuando llegué el señor me echó una mirada de Fernando Soler mientras yo le extendía la mano desde un rincón.
Entonces a mi entonces novia se le ocurrió un plan que se veía infalible: jugaríamos con sus padres al Pintamonos y así les demostraría de qué estaba hecho su noviecito de sololoy.

Comenzamos a jugar y en mi afán de desprejuiciar a mi futuro suegro, me esmeraba en los dibujos que hacía. Al final, el señor decía cosas como: "no, pos no sé qué sea eso", "¿¡eso es una ardilla?! jajajaja" y luego tosía porque estaba fumando y yo con el ansia de querer fumar, pero me abstenía porque pos, ni modo que de además de ser un incompetente su descolorido yerno iba a ser un vicioso.
Y sufría.
Desde entonces no juego a la cosa esa.

Snif. Mejor os dejo con el calendario del mes de agosto que contiene la obra titulada:
"El Pingüino hace un exvoto"


Inspirado en los exvotos que pinta Madre Selvas.

P.D. Ah, recuérdenme decir por qué uso ahora más la estufa porque se me va a olvidar.

miércoles

¡kabeza al aire!



Eh... ok, mejor para que se les olvide, algo mejorcito:


ansia

Se me iba a ir otro día sin pelar el blog.
He andado un tanto ocupado y con la cabeza en otro lado, y el blog bien gracias.
Ni en el Twitter (esa herramienta que no sirve para nada pero sirve para todo) me he reportado como quisiera. Lo peor es que soy muy disperso; trabajo y no avanzo gran cosa.
Y hoy, me iba a ir sin alimentar este espacio de reflexión trepidante y esparcimiento casi-familiar. La razón es que mañana me darán el resultado de un trabajo que estuve haciendo y estoy un tanto ansioso.
No es que no me gusten las sorpresas, pero prefiero que lo que tenga que pasar pase ya, de inmediato.

Y en estas disyuntivas estaba, a la vez que ordenaba unos archivos y me encontré con una foto que resume lo que trato de decir.

La cosa fue así:
Era diciembre, en Nochebuena. Y como la mayoría de las familias cenábamos en la casa de los abuelos o de quien tuviera la casa más grande que pudiera alojar a la excesiva tribu familiar.
Yo era un niño que no me interesaba saber las novedades de los parientes que venían de visita a Chihuahua. Tampoco me interesaba gran cosa si el pavo estaba cocinado con la receta de la tía Socorrito o de la suegra de la cuñada de no sé quién. Menos quería enterarme de lo que platicaban los adultos a esa hora de la noche casi madrugada.

Lo que yo quería era irme a mi casa y que ya amaneciera para ver los regalos que me traería el nunca bien ponderado Santa Claus. Digo, para eso es la navidad ¿no? más si tienes 4 o 5 años. No te importa otra cosa que recibir algo que has deseado todo el año y pretendiste comportarte durante 365 días para obtener tu recompensa.

365 días es mucho tiempo para un niño. ¿En cuánto tiempo te dan el resultado de un examen? ¿cuántos días deben pasar para que te digan si ganaste las elecciones y puedas ser diputado y vivir a costa de los demás? Vaya, hasta un bebé tarda menos de un año en llegar a este mundo cruel.
Por lo tanto, cuando estás a unas horas de recibir los regalos que estuviste esperando tanto tiempo lo que quieres es que llegue ese momento ya.

¿Qué hacer? Lo que se tiene que hacer y lo que haría cualquier niño con aplomo: acostarte vestido (si se puede, con zapatos), programar tu reloj biológico para despertarte al primer minuto que salga el sol, saltar de la cama hasta llegar al árbol de navidad -el punto culminante de la espera-


Y, si se tiene alguna necesidad fisiológica básica, ignorarla por completo:



Nótese el insignificante tamaño de mi obsequio. (Seguramente era una caja de colores, ese Santa Claus es astuto y siempre supo que lo mío era la moneada)
Mientras mi hermana me observa con desagrado y pena ajena.

martes

kabeza's travel


Durante mucho tiempo, esta fue la vista que tuve. Por esos rumbos vivía. Era un jovenzuelo que creía en el amor y en los Ovnis. Después me creció el bigote y nada volvió a ser igual.

Por aquí compraba mis materiales para dibujar y pintar. También están los lugares en donde mejor me han fotografiado (tamaño infantil o en ovalito) para los certificados de primaria, secundaria, preparatoria y la escuela esa de computación e inglés de la que reprobé por faltas (a la moral)

Nunca me había fijado en esa palma o palmera que está ahí. Seguramente porque siempre que paso por este lugar me lamento (y la mento) por las condiciones en las que están las casas viejas que se están desmoronando.

Aunque viéndolo bien, creo que estas casas de adobe no se recuperan ni con Adobe Photoshop. (osea, fue un chiste ¿se entendió?)

En el norte, si vas al billar no puedes entrar con sodas (refrescos) porque básicamente eso es de señoritas y pues las señoritas no van al billar. Bueno, al menos a éste que por una módica suma de dinero te prestan el baño para que hagas pipí de pie.

Ésta es una de las pocas estatuas que tienen sentido y no lastiman la vista. Es Monsieur D' Artagnan, capitán de la guardia de mosqueteros de Luis XIV de Fran... no, espérense, ya me hice bolas... ¡a la Wikipedia!

Este... lo que pasa es que Antonio De Deza y Ulloa, fundador de la ciudad de Chihuahua se vestía como mosquetero. Pero en realidad, como se puede observar, él fue quien dijo algo así como: "...y la ciudad de Chihuahua la hacen aquí (nótese la mano derecha) y cuidadito con andarla llenando de estacionamientos, estatuas chafas y... ¡y quítenme estas pinches palomas zurradoras!

Bueno, de hecho creo que primero pusieron la Catedral y luego la estatua.

Y como por aquí no hay ni una triste tienda en donde vendan cigarros, observemos este edificio que han dejado morir y que no tardan en tumbarlo para hacer otro estacionamiento.

O este otro que seguramente se ha de estar cayendo por dentro y en la noche se aparece el espíritu del arquitecto que lo construyó y se pone a llorar desconsoladamente...

Esta es la avenida de la ciudad que más me gusta y por eso paso corriendo como alma que lleva el diablo, bueno, por eso y porque ya me acordé donde venden cigarros por ahí cerca.

Este es un punto obligatorio en el pueblo. Cuando vengan los invito. Al cabo ya dejan entrar mujeres. Así es, todavía hasta hace poco, como en el viejo oeste, había cantinas que eran propiedad exclusiva de hombres. Pero desde que ciertos hombres van a las estéticas, ciertas mujeres tomaron venganza. Ash, estaríamos mejor con... Juanito.

En fin, tomemos un descanso, un refrigerio y continuamos con la travesía...

...

miércoles

recados a la jungla

Que le avisen a la tribu defeña -que básicamente es la señora de los jugos, el joven de las tortas, el mai del puesto de revistas y la bonita gente de Ciudad Neza- que todo camina bajo aparente calma.

Que acá en el norte todo está casi igual a como lo dejé: calor de los mil demonios y las calles oliendo a plomo.

Que he aprovechado la estancia en la tierra que me vio nacer para poner en orden algunos asuntos de importancia sumamente relevante como por ejemplo: empacharme de hamburguesas al carbón y tortillas de harina, ver a mis amigos de la fiera infancia y sortear las escalofriantes preguntas de sus retoñitos, broncearme; pero el problema es que el sol de Chihuahua no broncea, nomás chamusca y ataranta, recoger unos libros fundamentales que me sirven para momentos en que no sé qué hacer y me preguntó: "¿Qué haría Cioran en una situación como ésta?", tomar un curso intensivo de cocina árabe que espero me ahorre tiempo y dinero (¡podré ser la competencia de soybeto, amiguiz y el chef Oropeza!), visitar a mi Doctor Jaus de cabecera para que me elimine el medicamento (me lo duplicó, snif) y quemar unos documentos extremadamente comprometedores que, bueno, olviden eso.

Que le avisen a Sirako que la película que me prestó fue un rotundo éxito. Los niños y niñas de mi colonia me la querían rentar pero tuve que aclararles que no es una película de Sirako, sino una película que me prestó Sirako. Esto fue suficiente para que no insistieran.

Que supe de 2 fiestas que me perdí allá, lo lamento, y exijo que hagan otras para poder ir. (Osea, fiestas a las que fui invitado, si van a hacer fiestas y no me van a invitar pos ni me avisen)

Que le avisen a Chidoguán que ya tengo su pedido: cinturón de piel de víbora, hebilla con su nombre repujado, botas de avestruz barnizadas y overol menonita.

Que estoy planeando la estrategia para poder llevar el cargamento de sotol que me pidieron, pero que no prometo milagros.

Que si en el D.F. están que no saben qué hacer con los candidatos que tienen, acá en Chihuahua ya los superamos y los candidatos de aquí son más inefables e impresentables. (Bueno, tal vez no. Eso de postular a la Loaeza es in-su-pe-ra-ble)

Osea que ya hice el 90% de mi misión chihuahuense y muy pronto regreso para seguir chillando de nostalgia por todo de lo que me he quejado.

no soy yo cuando me enojo

Tal parece que el amigo y colega Guffo tuvo una epifanía y decidió ya no darnos más posts con regaños y enojos.
Pero, para no dejar ese espacio solo y de paso hacer un ejercicio de desahogo, entraré al quite.
Mencionaré algunas cosas que me enfurecen cuando me meto a internet y provocan escenas como la imagen de abajo:

No, no es Wolverine, soy yo cuando me enojo.

Por ejemplo, no entendía cuando alguien ponía cosas como: : ) : ( :, ( O_o u_u y la peor: XD
Luego me enteré que ¡son caritas!
Osea, para eso son los signos de puntuación. Si quieres expresar alguna emoción ¡usa las palabras! un "Jaja" o un "snif" son más útiles y previenen la tortícolis.

¿Por qué la gente insiste en usar la "K" en vez de la "C" o la "Q"? ¿Por qué mezclan mayúsculas y minúsculas?
¡Kabeza eres un incongruente! ¡¿por qué nos quieres enseñar a escribir si tú mismo firmas tu apodo de pacotilla como "KABeZA"?! -exclamará por ahí un observador.
A lo que responderé: -Mira mozalbete, desde antes de que nacieras, osea como en 1988, se me "ocurrió" cambiarle la "C" de "Cabeza" por una "K". El apodo ya no me lo podía quitar, hasta los maestros así me llamaban, entonces lo menos que podía hacer era personalizar "mi nombre" Y al escribirlo me era más rápido poner la "e" minúscula pues casi no separo el lápiz del papel al escribir, por eso tengo la letra tan fea y en forma de patas de araña aplastada.
Osea, no es lo mismo leer un: "PATO LOkO"
Que un "hOoOoola! NeTa ke ke honda con tU BlOg XD io tEnGo uN aMiGo ke diBuJa bIEn cHiDdo tambien :) aver si te dAs uNa VuELta x mi BloG :D mi AmigO eL MoNEro se iama PATO LOkO HahaHAhahAhahA"
¿Le entendieron? me tardé como 10 minutos en redactar los jeroglíficos esos. Aunque pensándolo bien, igual y es un sistema de comunicación muy avanzado y yo haciendo corajes. :( digo, D:

Ah, también me repatea que... no ¿saben qué? Hagan lo que quieran, ahorita no estoy de humor como para ponerme de mal humor.
P.D. ¡XD!

P.D2. Gracias por lo comentarios en los pasados posts, todos los leo con detenimiento. No he tenido oportunidad de contestar como antes, pero trataré de hacerlo.

P.D3. Aún no sé por qué sale al abrir el blog un anuncio de clases de inglés, creo que a muchos les pasa, pero no es algo que haya puesto. No lo pelen, sino terminarán hablando inglés como Fox o Raúl Velasco.

P.D4. Sigan enviando sus colaboraciones para La Galería del Oso Bipolar a monerokabeza@gmail.com , eviten depresiones en cadena.

anatomía gratis

En vista del éxito obtenido por la presentación en este espacio de mi estómago.
He decidido dar un paso más allá y en un esfuerzo sobrehumano de ciencia y tecnología, asesorado por mis 16 médicos de cabecera y una doctora que nomás estaba estornudando influenza y tomando fotos, digo, notas. Presento a los compañeros de mi estómago que conviven en este templo sagrado e inmaculado que es mi cuerpecito.


¿Por qué hago esto?
Por ocioso.
Pero también para que -los dioses no lo quieran- si me llega a pasar algo fatal alguien imprima la imagen de arriba, vaya con quien tenga que ir y se lo enseñe.
Para ahorrarnos la autopsia y demostrar qué sano estaba.