Después ya me cayó mal pues Lupita se enamoró de él.
En ese tiempo era lectura obligada La Jornada, pues era el único medio que publicaba la versión y posición de la otra parte, el EZLN. Así, en las tardes leía éste periódico y en las noches veía en la televisión la versión del gobierno. Y ya así formaba cierto criterio y razonamiento.
La mayoría de mis amigos son desde que estaba en la primaria. Nos formamos y educamos de manera similar... hasta la preparatoria. A partir de ahí, cada uno fue tomando su camino, y yo, con el sendero que fui escogiendo, conocí a otros jóvenes en diferentes circunstancias. Eran amigos o amigas que a diferencia mía, eran hijos de padres que de alguna forma militaban o simpatizaban con la izquierda: oían música cubana, tenían libros de escritores latinoamericanos, libros de Rius con temas como Marx, Cuba y el ateísmo; y hasta una familia colgaba un retrato del Ché en la sala de su casa. Fueron buenas amistades que, con la curiosidad que provoca un monero, me invitaban a sus reuniones.
En mi casa no me bajaban de "rojillo" y ya se les hacía que declaraba un socialismo doméstico y le quitaba su lugar de la mesa a mi papá. Pero nunca me la creí. Me di cuenta que algunos eran lo que se podría decir de un mocho de la derecha, osea, un trasnochado que usa, o más bien abusa de palabras como "imperio, burgueses y revolución". Vamos, jamás sentí necesidad de por ejemplo, portar una imagen del Ché para que vieran que soy bien revolucionario.
Valoré lo importante de ellos, me sirvió, pero no sólo eso es la izquierda.
Mientras, en el periódico continuaba moneando y platicando con el señor M. quien me prestaba libros de Vargas Llosa, Onetti, Galeano o Abel Quezada; y me recomendaba a autores de libros, artículos o hasta discos. En eso estaba, (entre los chistes y poemas de Marcos y el desprecio manifiesto del gobierno y el PAN al movimiento zapatista, o más bien, a lo que eso representaba -Ya son clásicas las frases despectivas de Diego Fernández de Cevallos hacia los zapatistas-), cuando matan al candidato del PRI y eligen al el doble del duende Bubulín como candidato sustituto.
Llegaron las elecciones, y ganaba el del PRI, gracias al candidato muerto y al miedo que sembró el gobierno. Al Dr. Zedillo, aún no se le quitaba su cara pazguata cuando le dieron la banda presidencial; no terminaba de ponérsela cuando se le vino abajo la economía gracias al chaparrito pelón sin lentes.
No voy a enumerar aquí todo lo que fue pasando porque esto no es la hemeroteca de ningún periódico. Lo que quiero decir es que ya para ese entonces, la idea que tenía del PAN era ya muy diferente a la que tenía cuando veía al candidato chihuahuense del 86.
Conocidos son los casos de alcaldes panistas que prohibían minifaldas a sus empleadas, censuraban películas, obras de teatro o exposiciones de pintura.
Pero uno era de los pocos que se daba cuenta de eso, por mi trabajo me enteraba de cosas que si después contaba a algún amigo o familiar, pensaban que me estaban entrenando los de el EPR o la Mara Salvatrucha.
Luego gracias a la cartera vencida, el FOBAPROA y demás linduras, las cosas ya nos llegaron a pegar. No eran ya los balazos de Chiapas que tan lejos estaba. Ahora era una crisis que nos llegó; perdimos cosas y la esperanza.
Hacía tiempo que no sólo leía la Jornada, me asomaba al Reforma, El Universal, la naciente revista Milenio y otros medios más. Estaba ya, inmerso en eso. Llegué a pensar que quizá debí estudiar periodismo o algo así.
Ni me creía al 100% los berrinches del PRD, ni las altanerías del PAN. Sin embargo, me dio mucho gusto que en 1997, ganara Cuauhtémoc Cárdenas en el D.F.
En el año 2000 fui a México a buscar fama, fortuna y amor. Habían empezado las campañas para presidente desde hace meses y el candidato del PAN era un ranchero echado pa´delante que cautivaba a muchos, me recordaba al candidato panista del 86, que convencía por donde pasaba.
Yo no le creí. Después de haber visto y pasado por algunas situaciones, no le creía al panista. Pero se vendió muy bien, como la última Coca-Cola del desierto; lo compraron y ganó.
Era un respiro el hecho de que el PRI ya no estaba en el poder, pero poco duró el respiro. Tampoco voy a enumerar los tropiezos del gobierno de Fox, ya se ha alargado mucho este texto. Pero son demasiados y muy conocidos. No puedo decir que ha sido el peor presidente que hemos tenido, pero sí el más torpe e inculto. Desde cómo armó su gabinete, sus arrebatos verbales que fueron más allá de la anécdota, su incapacidad para lograr acuerdos, sus excesos familiares y otras cosas más. La mayoría de la gente que le dio su confianza se sintió traicionada y en las elecciones federales del 2003, lo castigaron.
Como monero agradecí el material que me proporcionaba el presidente, aunque a veces ya hasta era redundancia someterlo a un cartón; él solo se caricaturizaba.
Ahora bien, ¿Por qué estoy escribiendo todo esto, en vez de ponerme a dibujar al Oso Bipolar destripando pingüinos?
Seguramente por ímpetu.
Porque todos los días al revisar mi correo, me encontraba con mensajes alertándome del candidato de la izquierda, con la advertencia de que se cambió el nombre, que era el clon de Hugo Chávez, que se comía a los niños. Luego, al prender la televisión, me bombardeaban con spots por demás tramposos y manipuladores. Nunca me imaginé que eso fuera a llegar hasta el extremo de calificar (descalificar, mejor dicho), a alguien como "peligro para México", de tratar de engañar a la gente con el cuento de que van a perder su casa, su carro, sus ahorros, su computadora, su ipod, sus electrodomésticos, su nick, su almohada, su osito de peluche, sus hijos y su virginidad si gana el candidato de la izquierda.
¿Desde cuándo el gobierno y su partido se preocupan por lo que nos va a pasar?, ¿No serán ellos los preocupados?, ¿De verdad creerán que somos idiotas y que además de hacernos pensar que Angeliquita Vale se pondrá bonita, nos vamos a tragar sus espantos?, ¿Qué les asusta?.
Conozco gente que descaradamente confiesa que no votará por "un naco sureño que se come las eses". Bueno, cada quién sus fobias (muy preocupantes y que desnudan sus complejos, por cierto), pero una cosa es estar acomplejado y otra es ser idiota para creerse lo que te dicen los que ahora milagrosamente se preocupan por uno.
No, no estoy cegado, ni ilusionado (así vienen las desilusiones) con López Obrador, pero tampoco acepto que me digan por quién no votar.
Y ya. Sonrían...

En la imagen se muestra cómo el Oso Bipolar no entendió mi post, y en un arranque de irracionalidad destroza mi credencial de elector.