lunes

el oso bipolar (102)

...pero tú llevas también, sabor a PRI*


Creo que tengo cierta autoridad para hablar de lo que voy a hablar, porque durante mi niñez y adolescencia sobreviví a 5 sexenios priistas y conviví con palabras como “crisis”, “carestía”, “fraude” y “corrupción”. Gracias a esto, fui de los niños que pedía fiado en la tiendita de la escuela, vi cómo bajaban de calidad los juguetes en cada navidad después de alguna devaluación y cambié de amigos de barrio por tener que mudarme después de algún error de diciembre.

Es decir, sé más o menos qué es el PRI, y gracias a estos cambios se fue desarrollando en mí traumas que me convirtieron en un cliente frecuente de especialistas en la salud mental.

Ahora, después de dos sexenios panistas, ver cómo se están moviendo las cosas y luego de un exhaustivo trabajo de campo tengo la teoría de que los mexicanos sufrimos en este momento algo llamado Síndrome de Abstinencia. Esto es el conjunto de reacciones físicas o corporales que ocurren cuando una persona con adicción a una sustancia dejan de consumirla. Pero en nuestro caso, lo que nos tiene así de ansiosos no es el alcohol, el cigarro o el clembuterol, es más, ni la guerra, digo, lucha contra el narco, es la dependencia emocional que tenemos hacia el PRI.

Yo vengo de Chihuahua y allá desde 1992 hubo alternancia y tuvimos a un gobernador panista y al terminar su mandato, regresó el PRI, como que la gente se dio cuenta que el PAN era lo mismo, pero más barato. Es decir, igual roban pero se persignan después de cada atraco, como hacen los comerciantes ante su primera venta. Igual declaran burradas, pero al final cierran con un “que Dios los bendiga”, igual pactan en lo oscurito pero luego van a confesarse.

Dicen por ahí que todos llevamos un priista dentro, pero yo ya fui al doctor, me revisó y lo único que me encontró fue una úlcera, sí, está fea y se parece a Elba Esther Gordillo, pero no es priista. Es decir no creo en esa hipótesis, bueno a lo mejor Carstens sí tiene un priista dentro, bueno, hasta diez ha de tener, pero no es cierto eso de que todos somos priistas, es como ya dije, Síndrome de Abstinencia.

Añoramos esos tiempos que no son muy distintos a los actuales, pero por lo menos los políticos se tomaban en serio su papel y declaraban cosas rebuscadas en donde no decían nada y por eso mismo, como no entendíamos no nos enojábamos. Cuando uno iba a votar era como ir a ver las películas de Harry Potter después de leer los libros, o sea ya sabíamos qué iba a pasar. Cuando los noticieros de la televisión decían lo que les convenía y ocultaban las noticias incómodas, bueno, eso sigue pasando, pero después de tanto López Dóriga uno ya extraña a Jacobo Zabludovsky, ¡esas eran verdaderas formas de tergiversar y no payasadas!

Cómo olvidar y no extrañar esa bonita tradición del dedazo, a los más jóvenes les parecerá albur, pero eso les pasa por no nacer antes y perderse la emoción de que el presidente en turno designara a su sucesor entre su gabinete, escogiendo al menos menso y más ratero. Ahora parece que es al revés.

Sentimos nostalgia por los informes de gobierno que paralizaban al país, no íbamos a la escuela para ver a nuestro querido y carismático presidente dar cuentas alegres, y como no había televisión de cable en ese entonces, era muy probable que sí nos lo tuviéramos que chutar.

Añoramos a Fidel Velázquez y sus entretenidas conferencias de prensa de los lunes, luego el Peje quiso seguir la tradición, pero no fue lo mismo, se empeñó en que igual que a Fidel no se le entendiera lo que decía, pero sin mucho éxito.

Extrañamos cuando la única guerra que había en el país era contra la pobreza la cual consistía en eliminar a los pobres y crear más para que el gobierno tuviera algo qué hacer.

Parece que olvidamos la caída del sistema, las lágrimas de López Portillo, el colapso de De La Madrid ante el sismo del 85, el calvario y calvicie de Salinas, bueno, hasta parece que en vez del 68 en Tlatelolco tuvimos un 69 en Tlalpan con lo alegres que estamos con el probable regreso del PRI.

Ahora el PRI dice que aprendió la lección, que superó sus errores y que ya no hará travesuras, pero yo no estoy muy seguro de eso. Antes fue Díaz Ordaz con La Tigresa, ahora es Peña Nieto con La Gaviota, Antes fueron las arrugas de Fidel Velázquez, ahora son las chapitas de Eruviel, antes era el “teléfono rojo” del presidente, ahora será el Twitter del presidente, antes embarazaban las urnas, ahora las embarazan, pero les dan la píldora del día siguiente para que nadie sospeche nada.

En el año 2009 México padeció una epidemia de influenza que volvió loca a la población, llevándola a la paranoia y al pánico colectivo. Para el próximo 2012 estaremos ante un nuevo brote de otra epidemia, la “Influencia Priista”, nuestra adicción al PRI nos llevará a medidas extremas, si en el 2009 fueron los cubrebocas, ahora serán las chapitas. Si hace 2 años fue el gel antibacterial en el 2012 será el gel moco de gorila para el cabello, si con la influenza fueron las compras de pánico, en el 2012 será el pánico si no recibimos la despensa cortesía de nuestro candidato. Si en el 2009 todos los comercios cerraron por la gripe, en el 2012 todos los comercios cerrarán por algún descalabro económico. Si en los tiempos del cubrebocas no podíamos saludar de beso, en el 2012 se pondrá de moda otra vez el besamanos.

Desafortunadamente no existe una vacuna para nuestra adicción al PRI, creíamos que con otro partido en el poder nos curaríamos, pero como siempre, salió peor el remedio que la enfermedad.

Que conste que con esto no estoy defendiendo el renacimiento de los dinosaurios, ni deseando que regresemos a tiempos pasados, sólo doy el resultado de mi sesudo análisis que me llevó toda la noche de ayer la cual iba a aprovechar para visitar a mi abuelita pero como ella vive en Ecatepec pues no pude llegar porque se inundó la calle donde vive, parece que se taparon las coladeras con la propaganda de Eruviel.

Como ya dije, yo vengo de Chihuahua y si José Alfredo Jiménez dijo que en Guanajuato la vida no vale nada, exijo que su colega Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido en el Noa-Noa y sus alrededores como Juan Gabriel, se acuerde de la tierra que lo vio crecer y componga algo más llegador ahora que en Chihuahua la vida verdaderamente no vale nada, digo, si le hizo la canción de su campaña a Labastida, ahora que regrese el partidazo va a tener más trabajo que los equipos forenses de la PGR.


*Texto leído (lo mejor que pude) en El Vicio el sábado 16 de Julio.

sábado

soy un caballero, pero no me tienen paciencia

Después de mucho caminar, temiendo que comenzara la lluvia y luego de terminar algunos pendientes, finalmente llegué a la estación del Metro más cercana y maldiciendo mi destino y a los que iban saliendo empujándome y atropellándome, abordé el vagón.
Al estar en este medio de transporte colectivo me transformo: el norteño que llevo dentro le cede paso al chilango que ha nacido en mí. Así que gandallescamente (sic) me siento en el primer lugar que vi e inmediatamente después se llenó el vagón.

Luego los dioses que son bien vengativos conmigo, me pusieron a prueba, y delante de mí se pararon tres damitas con diferentes circunstancias: una iba con un niño, otra era una viejecita y la última estaba preñada.
Mi conciencia ya no me dejó en paz e hice lo que todo hombre de bien y educado debe hacer, desarrollándose la siguiente escena:

La disyuntiva, el dilema, la encrucijada. Momento difícil.

Finalmente, después del trance hice lo correcto, me paré y le dije a la anciana: "Siéntese señora"
Y ella me dijo: "No, yo me bajo en la siguiente" y cuando volteé el niño ya se había agenciado el asiento. Entonces el vagón se llenó aún más, el Metro se detuvo como 15 minutos "por la lluvia" y yo casi muero de la ansiedad y la claustrofobia.
Por cierto, en la confusión alguien me torteó y estoy 97.5% seguro que fue la viejita. No se vale.