jueves

días telúricos

Esta bien, si quieren que me vaya, me voy. Pero no hay necesidad de la rudeza innecesaria, esos no son modos.
Osea, uno que se la quiere llevar tranquilo siguiendo con su vida normal y me mueven el tapete.
Me encontraba recostado en mi camastro modelo Luis XV con cabecera barroca y velos de caprichosos diseños, escuchando la radio y los pormenores de la marrana gripe, cuando de pronto sentí que me mecían, traté de recordar si mi cama tenía esa función o si mi sistema linfático estaba reajustándose. Alcé la vista para pensar mejor y vi que el candelabro art nouveau que discretamente ilumina mi habitación se movía. Volteé hacia el ropero de caoba brasileña que resguarda mi guardaropa y los ganchos se agitaban y chocaban.

Entonces dilucidé: "Tengo la ligera sospecha que esto es un temb..." el locutor del radio me interrumpió y dijo: "Vamos a suspender un momento la conferencia, está temblando, conserven la calma"
Y sí, conservé la calma. Me puse de pie, respiré profundamente, tomé mis cosas de valor, pero se me ocuparon las manos y no sé dónde dejé la calma. Así que hice lo que todo hombre que se respete debe hacer:

...

Neta, si quieren voy y vengo en lo que se ponen de acuerdo. Sin rencores. ¿S-s-sí?
...

Y antes de que otra cosa suceda, sale el calendario de Mayo, con la obra titulada: "Harto de las ineficientes acciones de las autoridades, el Oso Bipolar decide tomar el asunto de frente y hacer justicia con sus propias manos -o garras- atacando de raíz la diabólica influenza porcina"


Por cierto, en un arranque de exhibicionismo, elaboré la imagen del calendario en vivo, a todo color y sonido dolby digital vía internet. Hay testigos y que el espíritu de Bob Ross los acompañe.

lunes

apocalipsis ahora

A ver, a ver. A mi me dijeron que cuando viniera al D.F. me cuidara de la inseguridad, los temblores, los tacos a la salida del Metro y de las chilangas de Neza York.

Pero... ¡¿Qué es esto?!
Nadie me advirtió que iba a estar en medio de una película chafa de Will Smith o Bruce Willis, en la paranoia y psicosis, rodeado de leyendas urbanas y señales del Apocalipsis.
De sobra sé que la televisión mexicana es fan del alarmismo y el escándalo. Si dicen que la Selección Mexicana va a ganarle a Estados Unidos, haciendo faramalla y media ya nadie lo cree, aunque media ciudad se ponga la playera de la Selección.
Pero si dicen que somos víctimas de una epidemia mortal y uno sale a la calle y ve a más de media ciudad con tapabocas azules o más aún, calles desiertas, uno mínimo se saca de onda.

Creo que la hipocondría y la paranoia no son parte de mi repertorio de afecciones mentales. Pero estos días al salir a la calle y ver lo que he visto es como para que el mismísimo Doctor House vaya corriendo a ver al doctor Abel Cruz.
Me subí al Metro y parecía que iba al quirófano a que me reconstruyeran todo, con tanta gente con sus cubrebocas. (yo no traía, pues es más que sabido que mi bigote y piocha son la sensación en ciertas zonas de la ciudad y yo no soy nadie para negarle a la raza humana tan bonito espectáculo) Señoras, estudiantes, trajeados, emos, obreros, secretarias, niños y bebés, todos uniformados sólo mostrando sus ojos de incertidumbre. El clímax fue cuando vi a una pareja de novios con sus tapabocas, echando romance... sin besos.

De pronto, por el encierro y el polvo (espero) me dieron ganas de estornudar. Seguramente hubiera sido menos alarmante echarme un ruidoso y oloroso pedo en el tumulto, pero no, quería estornudar. Y mientras trataba de aguantarme, pensaba que si arrojaba el aire de mis pulmones en ese instante sería peor que sacar una pistola o una bomba atada a mi cuerpo. Afortunadamente llegamos a una estación y salí corriendo a un rincón, estornudé y como gis chino anti-hormigas alejé a quien estaba alrededor.
Me regresé a mi casa contemplando otra vez la soledad. Al llegar, la cosa no mejoró mucho: los twitteros hablan y bromean sobre lo que pasa, nicks vaciladores sobre la epidemia, interrupción en la televisión para "informar" sobre la influenza, programas especiales en la radio donde especialistas nos tranquilizan diciendo que si nos morimos no será tan doloroso y los periódicos en internet anunciando que no habrá vida hasta el 6 de mayo.

Ante todo esto, hice lo que todo hombre de su tiempo debe hacer: Ir a la tiendita a hacer mis compras de pánico. Agua, cigarros, Yakults y un cuchillo cebollero por si me invaden la tribu de los tapabocas azules.

P.D. Estaba pensando en ir a Chihuahua en lo que pasa la contingencia, pero "gallina" es lo más leve que me dijeron, mientras el sabio Chidoguán sentenció: "¿Sabías que es mucho más probable que en Chihuahua te contagies de un balazo en el pene que en el D.F.?"
Gran verdad.

Snif, no tengo escapatoria.

Ah, ¡abajo hay otro post del mismo tema pero con dibujitos!

el oso bipolar (80)

viernes

hoy no hay post porque...

  1. Tengo mucho trabajo.
  2. Se me acabó el gas.
  3. Estoy muy triste porque se me acabó la comida que me trajeron de Chihuahua.
  4. Me dio influenza.
  5. Me volví a caer de la moto.
  6. No se me ocurre nada.
  7. Mi novia no me deja (no inventes Kabeza, tú no tienes novia... ¡ni tendrás!)
  8. Se me olvidó la contraseña del blog.
  9. Me dio diarrea.
  10. Todas las anteriores.

lunes

exclusiva mundial

Hubo una reunión en el lugar donde habito.
Todo bien, un poco apretados, pero es el D.F. y aquí las aglomeraciones son naturales. Blogueros y gente normal departían como seres civilizados en armonía.
Pero algo había en el ambiente, algunos teníamos la certeza de que "eso" iba a ocurrir. Pocos éramos los que tuvimos la oportunidad de presenciar un evento -en este mismo lugar- hace varios meses, y sospechamos que volvería a ocurrir.

Y así, de pronto, pasó.
En exclusiva, para los suertudos que se asoman a este blog, Sirako el rey del humorismo fiusha, nos deleita con "La familia que canta"



¡FIN!

jueves

réquiem

Algo anda mal, traigo como que crisis creativa, cuando estoy trabajando en algo que no requiere que "se me ocurra algo" sino en maquilar, vilmente, monitos, como que me desconecto. Y para efectos prácticos de este blog, eso es el acabóse.
Y cuando uno no ha salido mucho de su guarida, el abanico de aventuras se reduce a cosas como:
Me despertó un Testigo protegido de Jehová y le regresé sus folletitos, se fundió el foco del baño en pleno trono y trance, se está desarmando la silla donde me siento a trabajar, se me olvida que vivo en un departamento y no puedo practicar mis pasos de tap porque se sacan de onda los vecinos de abajo, se metió una abeja a mi casa...

¡Ah!, se metió una abeja a mi casa, y como a político mexicano, la apacigué con un periodicazo. Cayó sobre mi mesa de trabajo. Herida de muerte.
Yo nomás la quería atontar e irla sacando a la calle, pero creo que aún no calculo la salvaje fuerza de mis biceps, triceps y derivados.
No pude más que descifrar y traducir sus últimos zumbidos:



Eh... Paciencia les pido por favor.

P.D. Igual y hay post en Recolectivo, ¡vayan y decidan cuál es peor!

lunes

recaí

Pensé que ya lo había superado. Pero no.
Me había prometido que dejaría a un lado esa costumbre de llevarme por la emoción y amarrar al friki que llevo dentro.
Apaciguarme, respirar profundo y seguir mi camino.

Pero hay cosas más fuertes que uno.

Estaba vagando por ahí, ensimismado en cuestionamientos propios de mi edad, reflexiones profundísimas y diatribas contra el tiempo-espacio que comparto con los demás.

Planeando mi vida hacia el futuro cercano. Evaluando, sopesando, priorizando... cuando de pronto...


Quienes hayan leído este post, entenderán que con la nostalgia no se juega.

¿Recuerdan el saquito con arena que intercambia por el ídolo de la fertilidad en Sudamérica? ¡Lo trae!

No, no incluye la piedrota esférica que casi lo aplasta, pero, si se le aparecen los nativos, Indy saca su látigo para repelerlos. A ver, ¿Quién se atrevería a enfrentarse con semejante amenza?





***





Este... eh... ¿En qué estaba?
Ah sí, ¡Miren lo que me trajeron de Chihuahua!


Lo que no es el queso ni las tortillas de harina son los famosos Shiles Shilacas de osho oshenta.

domingo

y resulta que...

...no llegó el camión del gas y me dormí casi todo aquél día, desestabilizándome (más) mi reloj biológico e ilógico y traía ojeras de mapache o mejor dicho ojos de mapache, pues que yo sepa los mapaches no tiene ojeras.
Y luego pasó algo que no viene al caso comentar, y después se me juntó el trabajo por mi mexicanísima costumbre de dejar todo al final, al grado de olvidarme de este blog de mis desvelos y que tantas desventuras me ha acarreado.

Y resulta que en una ocasión de mi inactividad cibernética, el ipod me escupió la canción "Ciudad de pobres corazones" de Fito Páez mientras se oía el bullicio y latidos de la metrópoli por el balcón y yo asentía y pensaba que sí.
Al tiempo que degustaba un Juanito Caminante acompañado de ostiones ahumados y música de Juan García Esquivel.

El caso es que ya me reintegro a la sociedad y con la cola entre las patas presento el calendario de abril, con la obra titulada:

"En una escenificación de Semana Santa, el Lobo Tomía caracterizado como Judas Iscariote da el traicionero beso al Oso Bipolar interpretando al mismísimo Mesías, mientras el Pingüino espera vestido de soldado que le entreguen al que se dice el mero mero petatero"