martes

el rapto de la bestia

El fin de semana pasado fui a ver la película de Harry Potter, y lo que más me gustó fue el corto que pasaron antes de la cinta, era de la nueva película de King-Kong. ¿Por qué?
Porque hace como 7 años leí un texto de Fernando Savater sobre King-Kong y me dejó pensando... hasta la fecha. Después de este texto me hice fan de Savater y de King-Kong. Así que soporté las peripecias del maguito Rodi versión inglesa, ansiando que Peter Jackson no destroce la historia del gorila. Hagamos changuitos, y por mientras dejo el texto mencionado pa´que se eduquen y dejen de leer a Rowling.
(¡El texto viene acompañado de bonitas ilustraciones!)

El rapto de la bestia.

El sabio Spinoza razonó que no existen el Mal o el Bien en términos absolutos, sólo lo malo y lo bueno según cada cual. ¿Qué es, entonces, lo malo? Aquello que le sienta a uno mal. Las setas venenosas, por ejemplo, no son malas en sí mismas, pero las llamamos así porque pueden causar trastornos y hasta la muerte a quien las come. Para el que no pretende comérselas, son unas setas tan buenas o malas como todas las demás.
Y entonces ¿Por qué som malas las mujeres malas, a las que no hay que coonfundir con las malas mujeres, las cuales sólo son malas porque no pueden ser otra cosa? Pues son malas porque sientan mal.
¿A quién? Al que las quiere. Para el que no las quiere, las mujeres malas son tan buenas, regulares o indiferentes como cualesquieraotras. Pero ¡Ay de quien las quiere! A ése se le indigestarán y hasta pueden llegar a resultarles fatales. Ellas no tienen la culpa, claro está: son inocentes y letales, como las setas venenosas que se ofrecen en los bosques del Señor. ¡No tocar, no llevárselas a la boca, no besar, no acariciar!
La culpa, si es que donde hay dolor siempre debe haber alguna culpa, será del que las quiso, del enamorado. Y no es que este buen hombre opere entre tinieblas, sin vislumbrar lo que le espera: todo lo contrario. La mujer le sienta mal porque la quiere, pero él, aquí está la gracia, la quiere porque sabe que le sienta mal.
Para no andarnos por las ramas tomemos el ejemplo de King-Kong, el mono que por razones de peso, más dificultades tuvo siempre para subirse a los árboles. El rey de los gorilas no padecía carestía de doncellas: en lugar de tener una novia en cada puerto, él mismo se había convertido en el puerto final de las más exquisitas novias de la tribu que le veneraba. Todas morenas, ay. Como bien observó alguien, en aquella isla no abundaban las rubias... hasta que llegó Far Wray.
Para King-Kong eso resultó suficiente: se le inauguraba un mundo nuevo, el paraíso imposible del deseo de lo insólito que luego siempre se convierte en lo infierno de lo inasequible.
Pero, ¿Por qué una rubia resultó tan infinitamente preferible a las infinitas morenas de la ofrenda anual? King-Kong no era racista. Para él, todas las mujeres pertenecían a la misma raza y esa raza era la raza de lo que le gustaba, precisamente porque no era la suya. Pero como a todo buen salvaje, a Kong la apetecía lo nunca visto o palpado, lo exótico, lo inédito. Si hubiese vivido en Escandinavia, se habría ido detrás de la única negraza que rompiera con la monotonía blonda del paisaje.
¡Pobre Kong, mi semejante, mi hermano!
Creyó que la preciosa novedad era para él y que era para siempre.
Probablemente incluso estaba dispuesto a convertirse en un mono monógamo, no monógamo sucesivo, como había sido hasta entonces, sino monógamos definitivo y monoteísta de una nueva divinidad por la que estaba dispuesto gustosamente a renunciar a la suya.
Las rubias vienen de lejos y las carga el diablo. ¡Con qué dulce torpeza de su enorme índice fálico la fue desnudando en su mano, como quien va pelando una cebolla que pronto te hará llorar! Y ella mientras gritaba, gritaba irresistiblemente la muy mala, para ponerle aún más al punto. En el disparadero.
Tras la dama perdida, perdida desde que la vio porque el que estaba perdido era él, King-Kong viajó drogado y cubierto de cadenas hacia la otra jungla, la de asfalto, donde ya no le correspondía ser el rey. Sólo viajó una vez en su vida, pero hizo el único viaje que cuenta: no el del turista ni el del explorador, sino el que tiene como meta reunirnos con lo que amamos. De ese viaje, no suele volverse, pero eso es lo que menos importa.
Frente a la multitud de mirones que rugía, él también rugió su deseo inmenso y rompió sus cadenas. Hizo descarrilar los trenes de cercanías que transitan de la rutina al hastío, fracturó las ventanas tras las que se esconde lo que más nos tienta, desafió a los aviones asesinos y todo lo hizo con brío y sin queja, como los machos que no pueden ganar. Por fin allá arriba descubrió que ningún rascacielos, por alto que sea, llega hasta el cielo: sólo se sube a ellos para que la caída sea aún más dura, más solitaria.
Entonces la dejó en un lugar seguro y la miró por última vez, como si la viera por primera vez.
Tan rubia, tan chiquitina, tan mala, tan de todos los demás. Fue su único suspiro: ¡Ay de mi Fay! Después, la guerra desigual y la muerte que todo lo iguala. Al final de su ensayo "El mito de Sísifo", Albert Camus asegura que debemos imaginarnos a Sísifo feliz en su condena eterna. También yo imagino feliz a King-Kong mientras caía desde el Empire State, porque esos malvados amores que matan son los únicos que hacen de veras vivir.

Fernando Savater.

sábado

miércoles

manga

"Mira hijito, él también dibuja", le dice la mamá al mozalbete de 10 años.
"¿Dibujas manga?", me pregunta el mocosín.
"N-no, mira", le muestro el periódico señalándole la tira del día.
"¡Bah!, yo pensé que eran dibujos japoneses", responde el chamaco.

Y éste ha sido como el quinto niño o niña que desprecia mi trabajo, mis monos están "out", lo "in" es el manga, esos monos tipo Pokemón o Remi, de ojos como de cocainómano y pelos picudos. Los monos que dibujo son como de la época de Don gato o La pantera rosa, ya no emocionan a nadie, es por eso que aviso, anuncio, que a partir de hoy, este monero se entrega al fascinante arte del Manga y cambiará por completo su línea. Ahora seré Kabe-yujú. Y pintaré manga, ahorraré para irme a Japón o de perdida a los cafés de chinos del D.F.
He aquí una galería de los nuevos personajes que harán la delicia de chicos y grandes.

domingo

momentos cumbres de mi vida (2)

vocaciones

Si no fuese caricaturista, hubiera sido escritor.
Si no hubiera sido escritor, sería músico.
Si no hubiera sido músico, sería referí de box.
Si no hubiera sido referi de box, sería director de cine.
Si no hubiera sido director de cine, sería dueño de una marisquería.
Si no hubiera sido dueño de una marisquería, sería gerente de un banco.
Si no hubiera sido gerente de un banco, sería sacerdote.
Si no hubiera sido sacerdote, sería jugador del Toluca.
Si no hubiera sido jugador del Toluca, sería fotógrafo de Playboy.
Si no hubiera sido fotógrafo de Plaboy, sería caricaturista.

martes

1983-1993

POST CORREGIDO, AUMENTADO Y DEFINITIVO.


Por andar buscando el cartón de cuando mataron a Colosio, me encontré con un bonche de papeles.
Y me encontré con dibujos que hice desde 1983, osea hace 23 años, en ese año yo estaba en 3 o 4 de primaria. Muchas veces me han preguntado que por qué dibujo moscas, y la verdad no lo sé. Pero en este dibujo de la izquierda se ve cómo empieza el trauma infantil. Trataré de explicarlo: En el profundo mar conviven la ballena, el pulpo, un pez y un cangrejo, pero por circunstancias insondables las moscas han decidido vivir ahí. Nótese como el pulpo saluda con uno de sus tentáculos a una mosca.




Traumado por mis vecinos que eran mayores que yo, que eran bien malos, usaban lentes oscuros, usaban las últimas tecnologías de audio (viles walkmans) y bailaban breakdance, no tuve mejor castigo para ellos que dibujarlos.
Se puede ver el odio contenido del niño de 11 años que yo era.
Corría el año de 1984.






Vuelve el trauma. Y como monero que se respete cree un súper héroe: Una Súper mosca. Con sus iniciales en su pecho y sus manos con guantes estilo Disney. Las moscas no tienen antenas, pero bueno, si esta era una súper mosca lo menos que podía tener son antenas y zapatos como de golfista.
Lo que le está saliendo al lado no sé si era un pedo o la propulsión de su súper vuelo...
Era 1985.






Algo debió haber pasado en 1986, que mi dibujo mejoró considerablemente. En la imagen una caricatura de la selección mexicana de cuando fue el Mundial en México, ahí sale Hugo Sanchez con su sonrisa Colgate y el que dice "Aguirre", creo que era el mismísmo Vasco que dirige ahora al Osasuna. En este dibujo se ven mucho detalles de esa época y mi sentido del humor sebo y chafita ya hacía aparición. (Nótese el detalle de la ola).




Este sangrón chiste seguramente lo copié de algún Selecciones. En 1987 ya traía la idea de hacer chistes con los monos, pero no tenía cabeza para eso aún, o pensaba cómo conquistar a "Lupita" o ideaba chascarrillos para dibujarlos ...y que nadie los viera.




En 1988 era un consumidor compulsivo de cómics, especificamente del Hombre Araña. Después de ver los buenísimos dibujos de los dibujantes de Marvel, yo me sentía frustrado con mis monitos.
Intenté de muchas maneras crear súper héroes anatómicamente bien dibujados, pero después de mucho intentarlo y de descubrir la revista Mad y los monos de Sergio Aragonés, me di cuenta que los monitos flacuchos y con cara de "¿Y yo por qué?" pueden ser valerosos y no se rajan.
En la imágen de la derecha se muestra un fallido intento de un Hombre araña peleando con el Duende verde en una primitiva Nueva York.




Desde segundo de primaria me decían "Cabeza", esto fue porque una maestra me preguntó que de dónde me salían tantos monos y yo le dije que de la cabeza. Todo el salón se rió y se me quedó el apodo. A mí no me gustaba mucho, pero no me dejaron de decir así, hasta algunos profesores se acoplaron y me llamaban así.
Un amigo muy ingenioso en 1989 escribía mi apodo usando las primeras letras fonéticamente, la "K" y la "B", escribiéndo "KBZA". Entonces fue que vi mi "nombre" interesante, se veía como ruso o alemán, entonces me acepté, y me dije, "Sí, soy Kbza". (Creo que ahí nació el intelectual chafita que vive dentro de mí). Así pues, abajo del garabato que usaba como firma, abajo le ponia KBZA, y ya me sentía bien interesante. Seguramente a "Lupita" no le desagradaría estar con un tipo con un nombre tan europeo... Oh, qué ingenuo fui, no contaba que me empezaron a gustar los Beatles, cuando lo normal era que me gustara Iron Maiden o Guns and Roses. (Nota: Paradójicamente algo que me molesta es que actualmente la gente en internet use la "K" para sustituir la "C" o la "Q", en los mensajes de celular se entiende, pues es bien engorroso escribir con esos botoncitos y se amerita abreviar las palabras, ¡¿Pero en internet?¡, ¡Pinche gente floja, escriban bien!, Sí, yo la sustituyo para mi firma, pero ya expliqué eso, fue en el 89, y es pa que mi nombre se vea como el de Kafka, Klimt o Kundera... chale.


Ya muy beatlemaniado, en 1990, hice unos personajes según yo medio influenciados con la onda de la película "Yellow Submarine" y con traumas que yo traía en esa edad.
Como que los dibujos ya no estaban tan amorfos, tomaban forma y un poco de expresión.
(Aquí es donde sale el crítico de arte que llevo dentro).






En 1991, el barroco llegó a mí. Esta especie de avestruz anfibia con moco de pavo quizá fue producto de una sobredosis de chochos homeopáticos, desplantes de "Lupita", exámenes extraordinarios de Química y Física, frutsis de grosella y que ya estaba a punto de terminar la prepa y debía escoger una carrera para estudiar, trabajar y agarrar el caminito trazado.
¿Qué hacer?, ¿Arquitectura?, ¿Filosofía?, ¿Ciencias de la comunicación?, ¿Decoración de pasteles?, ¿Diputado?






Pero no. Ya estaba escrito. Fui a un periódico a pedir trabajo y me convertí en monero. Aquí se muestra el primer cartón y la primera tira, no pidan que las explique que ya ni me acuerdo de qué se trataban. Era 1992 y 1993, en el 92 yo cumplí 18 años y además de poder beber legalmente y poder votar, pude decir cosas en un periódico.
Ahora tengo 31 años y... y... y... me encontré este altero de papeles.

miércoles

jackass

Reto a cualquiera de los idiotas que salían en ese programa a que hagan lo que hizo Fox: Insultar a Maradona en la mismísima Argentina.
Después de eso, nadar con cocodrilos o nalguearse a un enano es cosa de niños.

lunes

desperfecto

¿Qué tengo?
Estornudo y eructo, toso y me duele la cabeza, me echo un pedo y se me sale un moco...
Además de tener la nariz rosada y rozada.

(Achú!, bruuuuep!, cof,cof, ppprrrrtttttt, splosh!... snif)

viernes

lo que sigue




Pues ya pasó. Finalmente el jueves fue la exposición y todo salió bien. Como bien lo predijo Chidoguán fueron hartos intelectuales chafitas, se acabaron el vino de honor, pero... sí vieron las obras.
Me llama la atención cómo la gente reacciona de diferente manera ante un mismo cuadro, interpretándolo de diferente manera y es que de eso se trata, lo peor que a uno le pueden pedir es que le "explique" una pintura, pos ni que fuera una ecuación de álgebra.
Un cuadro te gusta o no. Y ya. Lo interesante es lo que uno ve, lo que no ve, con lo que lo relacionas, lo que te recuerda, lo que te provoca.
Cuando alguien dice, "Pos yo no sé nada de pintura, pero me gusta mucho ese cuadro", debería de omitir la primera frase, no todos somos Raquel Tibol para "saber" de pintura, es cosa de que te guste o no.
Ejem, bueno, ya beatifiqué, prosigo...



En esta imagen de la izquierda se muestra cuando va llegando la gente y observan las acuarelas, haciéndose preguntas insospechadas, como: ¿Quén pompó?, ¿Las mujeres son de Venus?, ¿Los hombres de Marte?, ¿Y a mi, me gusta la gasolina?, ¿Cómo fue el cartón del asesinato de Colosio?, ¿Ese cuadro que ya se vendió lo compró algún hijo de Martita?, ¿Quién se ha llevado mi queso?, ¿Y yo por qué?...



Y aquí está una panorámica de las tintas, se ve desierto pues la tomé ya con varias copas de vino y cuando ya no había nadie, de hecho quería quedarme a dormir ahí para perpetuar mi momento de gloria, pero el velador se puso cariñoso y mejor me fui. Gracias a los que fueron y a los que no, les aviso que la exposición estará hasta el 27 de noviembre.