cabe mencionar que todos los dibujos que aqui se presentan estan protegidos por la ley de derechos de autor, ante la SEP. cualquier copia es penada con carcel, castracion y sesiones de programas de tv. azteca. Y si, este dibujo retrata mi estado de animo. y?
domingo
sábado
la casualidad
De pronto se dio cuenta de que era casualidad el que Teresa lo amase a él y no a su amigo Z. Se dio cuenta de que, además del amor de ella por Tomás, hecho realidad, existe en el reino de lo posible una cantidad infinita de amores no realizados por otros hombres.
"La insoportable levedad del ser".
Milán Kundera.
La aparerente coincidencia del encuentro entre las personas. La posibilidad de cambiar el rumbo de la vida a partir de miradas que coinciden, de un intercambio de palabras en el momento justo en que uno u otro necesitaba escucharlas, las químicas que se fusionan, la amistad cómplice, el amor nunca confesado, el exacto movimiento de las manos, la caricia intuida, el beso imaginado, el silencio, la distancia, el tiempo.
¿Podría científicamente explicarse la dinámica cosmogonía que hace que los seres se encuentren en el tiempo y en el espacio?.
Claro, la estadística, diría alguien.
¿Será que nos hacemos viejos y por eso tenemos mayor posibilidad de encontrarnos con más personas del pasado, de evocar lejanos olores, canciones que fueron de moda, sensaciones de otras épocas?
¿Todas las coincidencias están calculadas por un manipulador intergaláctico, cibernético, erudito, amoral, inmortal, omnipresente, omnisciente, cínico e inteligentemente creador llamado... como cada quién le dé su gana?...
Carlos Martínez Rentería.
Esto es parte de un texto que me encontré en La Jornada el 23 de Junio... de 1997.
Me resisto en creer en la casualidad, antes no, antes me pasaban cosas que me hacían detenerme y pensar el por qué había pasado tal cosa, qué quería decir. Pero ya no. Aunque...
Hace un momento me acaba de pasar algo que no contaré, pero es respecto a la casualidad y las coincidencias, cómo es que conoces a alguien y que por varias circunstancias sientes que era muy claro que esa persona apareciera, pero por otro lado no.
En fin, que en esas divagaciones estaba a punto de irme a dormir y al querer cerrar bien el closet, se vienen abajo un altero de papeles. Recortes de periódicos que guardo, fotos, y dibujos. Todo se cayó al piso, maldiciones después y a punto de no recoger nada bajo el lema de "mañana será otro día", empujo un folder caído y se me aparece un recorte con el texto mencionado.
Me acuerdo perfectamente la primera vez que lo leí, y el por qué lo guardé. Lo que ya no sé si me asusta pero me gusta es la "coincidencia" de que el texto es sobre las divagaciones en las que andaba hace unos minutos. Los dioses no quisieron que sufriera un infarto y la fecha del recorte es del 23 de junio de 1997, un par de días más y hubiese coincidido hasta la fecha. Chale.
Para acabar con la tortura psicológica, hace 3 días mas o menos por circunstancias de orden ilegal, (léase piratería y séptimo arte), fui a mi escuela donde estudié la primaria y la secundaria. Hace aproximadamente 15 años que no me paraba por ahí y fue un mini-shock, debo decir que si en algun lugar me la pasé bien con gente de mi edad fue ahí, la mayoría de mis amigos son de esa época y a algunos aún los conservo.
Ahora que lo pienso esto no tiene mucho que ver, pues lo importante que pasó ahí tampoco lo contaré. (Digo, está bien que la gente use estos espacios para contar sus intimidades, pero yo todavía no me acostumbro a que una señora de Costa Rica llegue por accidente por aquí y sepa pormenores de mi aburrida vida, osea, el pudor existe).
Baste decir que si antes estaba renuente a la casualidad, ahora ya me asustó.
P.D. No diga nadie que no dije nada, o que me hice bolas, que bastante esfuerzo es exorcisar lo que está pasando, mejor reflexionen sobre esto o vayan a ver Batman o Madagascar.
Por cierto, este blog se autodestruirá... etc...
"La insoportable levedad del ser".
Milán Kundera.
La aparerente coincidencia del encuentro entre las personas. La posibilidad de cambiar el rumbo de la vida a partir de miradas que coinciden, de un intercambio de palabras en el momento justo en que uno u otro necesitaba escucharlas, las químicas que se fusionan, la amistad cómplice, el amor nunca confesado, el exacto movimiento de las manos, la caricia intuida, el beso imaginado, el silencio, la distancia, el tiempo.
¿Podría científicamente explicarse la dinámica cosmogonía que hace que los seres se encuentren en el tiempo y en el espacio?.
Claro, la estadística, diría alguien.
¿Será que nos hacemos viejos y por eso tenemos mayor posibilidad de encontrarnos con más personas del pasado, de evocar lejanos olores, canciones que fueron de moda, sensaciones de otras épocas?
¿Todas las coincidencias están calculadas por un manipulador intergaláctico, cibernético, erudito, amoral, inmortal, omnipresente, omnisciente, cínico e inteligentemente creador llamado... como cada quién le dé su gana?...
Carlos Martínez Rentería.
Esto es parte de un texto que me encontré en La Jornada el 23 de Junio... de 1997.
Me resisto en creer en la casualidad, antes no, antes me pasaban cosas que me hacían detenerme y pensar el por qué había pasado tal cosa, qué quería decir. Pero ya no. Aunque...
Hace un momento me acaba de pasar algo que no contaré, pero es respecto a la casualidad y las coincidencias, cómo es que conoces a alguien y que por varias circunstancias sientes que era muy claro que esa persona apareciera, pero por otro lado no.
En fin, que en esas divagaciones estaba a punto de irme a dormir y al querer cerrar bien el closet, se vienen abajo un altero de papeles. Recortes de periódicos que guardo, fotos, y dibujos. Todo se cayó al piso, maldiciones después y a punto de no recoger nada bajo el lema de "mañana será otro día", empujo un folder caído y se me aparece un recorte con el texto mencionado.
Me acuerdo perfectamente la primera vez que lo leí, y el por qué lo guardé. Lo que ya no sé si me asusta pero me gusta es la "coincidencia" de que el texto es sobre las divagaciones en las que andaba hace unos minutos. Los dioses no quisieron que sufriera un infarto y la fecha del recorte es del 23 de junio de 1997, un par de días más y hubiese coincidido hasta la fecha. Chale.
Para acabar con la tortura psicológica, hace 3 días mas o menos por circunstancias de orden ilegal, (léase piratería y séptimo arte), fui a mi escuela donde estudié la primaria y la secundaria. Hace aproximadamente 15 años que no me paraba por ahí y fue un mini-shock, debo decir que si en algun lugar me la pasé bien con gente de mi edad fue ahí, la mayoría de mis amigos son de esa época y a algunos aún los conservo.
Ahora que lo pienso esto no tiene mucho que ver, pues lo importante que pasó ahí tampoco lo contaré. (Digo, está bien que la gente use estos espacios para contar sus intimidades, pero yo todavía no me acostumbro a que una señora de Costa Rica llegue por accidente por aquí y sepa pormenores de mi aburrida vida, osea, el pudor existe).
Baste decir que si antes estaba renuente a la casualidad, ahora ya me asustó.
P.D. No diga nadie que no dije nada, o que me hice bolas, que bastante esfuerzo es exorcisar lo que está pasando, mejor reflexionen sobre esto o vayan a ver Batman o Madagascar.
Por cierto, este blog se autodestruirá... etc...
viernes
martes
domingo
jueves
pintando
El día que me sacaron del vientre de mi mamá, mi papá y mi abuelo materno se pusieron extremadamente contentos, pues después de varios nacimientos en la familia, yo era lo más parecido a un varón, con aplomo de hombre de verdad, que tenía más cejas que cabello y a la semana ya me estaba saliendo bigote y piocha. Los señores se emborracharon felizmente, brindando por el próximo... ¿doctor?, ¿Astronauta?, ¿Abogado?, ¿Diputado?, ¿Futbolista?, ¿Pianista de burdel?... (si supieran que 26 años después aquel niño no sabe todavía que será, o ¿es?).
Pero un aciago día, al pequeño kabeza le pasaría algo determinante en su corta, pero existencialista vida. Negado para juegos físicos, (es horrible ser el último cuando dos amiguitos de la primaria seleccionan a sus equipos de básquetbol empezando por los mejores hasta terminar por los más maletas y para acabarla de amolar estar todo el partido en la banca), me consolaba dibujando convencido que era el jefe de jefes (después harían un concurso de dibujo en el salón y terminaría en tercer lugar con una regla de la campaña de Miguel de la Madrid como premio. Aún así continué dibujando monos y haciendo historietas que nunca terminaba o más bien terminaban como película francesa de muestra de cine: Con finales bien acá, bien absurdos o impestivos. Por ese tiempo algunos domingos iba toda la familia al campo a comer carne asada como vikingos, pero a la mera hora de lo bueno mi abuelo tomaba sus cachivaches y se alejaba hasta perderse de vista, yo me iba a los troncos de los árboles a buscar escarabajos para torturarlos o de perdida dejarlos lisiados: si les dejas con una pata de cada lado, todavía caminan, si los dejas con solo las patas de un lado, caminan sobre su propio eje sin ir a ningún lado, si les cortas la cabeza su cuerpo todavía se mueve por un breve tiempo, si los apachurras parecen chiles en nogada. (Viéndolo bien yo también fui parte del Cuerpo de Torturadores de los 70s.
Una vez, en una de esas estaba, cuando vi a mi abuelo de pie frente a su transformer-caballete diseñado y fabricado por el mismo manchando un papel con agua de colores.
Lo que comencé a ver era más interesante que ver a los escarabajos retorciéndose de dolor por sus patitas perdidas. Vi como un viejo árbol, unas piedrotas y al fondo una oxidada y descarapelada puerta aparecían en el papel. Lo que pintaba era lo mismo, pero no era igual. Observaba el paisaje, luego la pintura y a pesar de ser iguales eran diferentes, además el cielo del paisaje era azul y en la pintura también, pero en este el azul se extendía, y tenia unas manchas como magentas, en el paisaje no había pájaros, pero en el cuadro se coló uno que quiso planear por el lado cálido de ese cielo manchado, el árbol del paisaje estaba firme y derecho, en la pintura el tronco esta ligeramente torcido, como si se hubiese cansado de estar tanto tiempo derecho, y las ramas estaban mejor distribuidas que en el original, con la puerta de verdad el tiempo había sido benevolente, pese a estar oxidada, descarapelada y carcomida, permanecía en su lugar, cerrando una entrada de una casa de adobe que ya no existía. Mi abuelo bien buena onda, la respeto y la pintó tal cual. Estuve todo el tiempo ahí, viendo como mojaba el pincel en un botecito de plástico, después con este pincel tocaba un color de la paleta, y luego otro, y los mezclaba, después rozaba ligeramente otro color, y lo volvía a mezclar, entonces con el pincel ya cargado, manchaba el tronco pintado con accidentados trazos.
(En ese tiempo yo sufría y me atormentaba con las tablas de multiplicar, y al mismo tiempo me reconfortaba pensar que nunca las iba a utilizar, pues yo iba a ser pintor como mi abuelo, y solo iba a multiplicar, y con calculadora, cuando fuese a vender mis cuadros -(y pensar que termine de monero, y la única operación matemática que hago es la resta... ¡Chale! Puras pérdidas)- pero después de ver todo el ritual de los colores, me preocupé sobremanera: "¿Cómo diantres voy a saber cual color se toca más que el otro?, ¿Cuánta agua tiene que tener el pincel, o sea, o sea, tiene que gotear o nomás estar mojadito?, ¿Y si mezclo amarillo con azul, será lo mismo que azul con amarillo?, Filosofaba en silencio.
Pero no dije nada. Nunca dije nada, siempre mudo como si fuese una rama más. Además no hacía falta hablar. A mi abuelo siempre le han enfurecido las preguntas estúpidas y yo no tenía preguntas ni estúpidas ni inteligentes ni capciosas, ni nada. Todas las dudas las despejaba viendo y rascándome la cabeza. Luego de un rato, comenzó a empacar su equipo, en un morral, y su nueva pintura en una carpetota, que estaba más grande que yo, a lo alto y a lo ancho. Después dijo: "terminamos Mario Alberto", y me dio su carpetota para que me la llevara yo. La tomé a lo ancho doblando mis falangetas, la canija carpetita estaba muy pesada, yo pensaba que había metido la puerta oxidada esa para pintarla mejor, y luego me tropezaba con ella pues no me dejaba dar pasos largos, y cada cinco pasos me detenía a volverla a agarrarla otra vez, porque se me resbalaba, mi abuelo ya había llegado y yo todavía iba a mitad del camino, me detuve cerca de un árbol para respirar y vi claramente como unos escarabajos se reían de mí mientras huían hacia arriba.
Pero un aciago día, al pequeño kabeza le pasaría algo determinante en su corta, pero existencialista vida. Negado para juegos físicos, (es horrible ser el último cuando dos amiguitos de la primaria seleccionan a sus equipos de básquetbol empezando por los mejores hasta terminar por los más maletas y para acabarla de amolar estar todo el partido en la banca), me consolaba dibujando convencido que era el jefe de jefes (después harían un concurso de dibujo en el salón y terminaría en tercer lugar con una regla de la campaña de Miguel de la Madrid como premio. Aún así continué dibujando monos y haciendo historietas que nunca terminaba o más bien terminaban como película francesa de muestra de cine: Con finales bien acá, bien absurdos o impestivos. Por ese tiempo algunos domingos iba toda la familia al campo a comer carne asada como vikingos, pero a la mera hora de lo bueno mi abuelo tomaba sus cachivaches y se alejaba hasta perderse de vista, yo me iba a los troncos de los árboles a buscar escarabajos para torturarlos o de perdida dejarlos lisiados: si les dejas con una pata de cada lado, todavía caminan, si los dejas con solo las patas de un lado, caminan sobre su propio eje sin ir a ningún lado, si les cortas la cabeza su cuerpo todavía se mueve por un breve tiempo, si los apachurras parecen chiles en nogada. (Viéndolo bien yo también fui parte del Cuerpo de Torturadores de los 70s.
Una vez, en una de esas estaba, cuando vi a mi abuelo de pie frente a su transformer-caballete diseñado y fabricado por el mismo manchando un papel con agua de colores.
Lo que comencé a ver era más interesante que ver a los escarabajos retorciéndose de dolor por sus patitas perdidas. Vi como un viejo árbol, unas piedrotas y al fondo una oxidada y descarapelada puerta aparecían en el papel. Lo que pintaba era lo mismo, pero no era igual. Observaba el paisaje, luego la pintura y a pesar de ser iguales eran diferentes, además el cielo del paisaje era azul y en la pintura también, pero en este el azul se extendía, y tenia unas manchas como magentas, en el paisaje no había pájaros, pero en el cuadro se coló uno que quiso planear por el lado cálido de ese cielo manchado, el árbol del paisaje estaba firme y derecho, en la pintura el tronco esta ligeramente torcido, como si se hubiese cansado de estar tanto tiempo derecho, y las ramas estaban mejor distribuidas que en el original, con la puerta de verdad el tiempo había sido benevolente, pese a estar oxidada, descarapelada y carcomida, permanecía en su lugar, cerrando una entrada de una casa de adobe que ya no existía. Mi abuelo bien buena onda, la respeto y la pintó tal cual. Estuve todo el tiempo ahí, viendo como mojaba el pincel en un botecito de plástico, después con este pincel tocaba un color de la paleta, y luego otro, y los mezclaba, después rozaba ligeramente otro color, y lo volvía a mezclar, entonces con el pincel ya cargado, manchaba el tronco pintado con accidentados trazos.
(En ese tiempo yo sufría y me atormentaba con las tablas de multiplicar, y al mismo tiempo me reconfortaba pensar que nunca las iba a utilizar, pues yo iba a ser pintor como mi abuelo, y solo iba a multiplicar, y con calculadora, cuando fuese a vender mis cuadros -(y pensar que termine de monero, y la única operación matemática que hago es la resta... ¡Chale! Puras pérdidas)- pero después de ver todo el ritual de los colores, me preocupé sobremanera: "¿Cómo diantres voy a saber cual color se toca más que el otro?, ¿Cuánta agua tiene que tener el pincel, o sea, o sea, tiene que gotear o nomás estar mojadito?, ¿Y si mezclo amarillo con azul, será lo mismo que azul con amarillo?, Filosofaba en silencio.
Pero no dije nada. Nunca dije nada, siempre mudo como si fuese una rama más. Además no hacía falta hablar. A mi abuelo siempre le han enfurecido las preguntas estúpidas y yo no tenía preguntas ni estúpidas ni inteligentes ni capciosas, ni nada. Todas las dudas las despejaba viendo y rascándome la cabeza. Luego de un rato, comenzó a empacar su equipo, en un morral, y su nueva pintura en una carpetota, que estaba más grande que yo, a lo alto y a lo ancho. Después dijo: "terminamos Mario Alberto", y me dio su carpetota para que me la llevara yo. La tomé a lo ancho doblando mis falangetas, la canija carpetita estaba muy pesada, yo pensaba que había metido la puerta oxidada esa para pintarla mejor, y luego me tropezaba con ella pues no me dejaba dar pasos largos, y cada cinco pasos me detenía a volverla a agarrarla otra vez, porque se me resbalaba, mi abuelo ya había llegado y yo todavía iba a mitad del camino, me detuve cerca de un árbol para respirar y vi claramente como unos escarabajos se reían de mí mientras huían hacia arriba.
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acuarelas
miércoles
de cuando fui víctima de la Zona Rosa y el Tarot
Ayer tuve que ir a la casa del editor a mostrarle unas ilustraciones, con la esperanza de que entraran a la revista, el susodicho editor vive en la cosmopolita y vertiginosa zona rosa. Toque la puerta y su gentil mujer me dijo que no estaba que lo buscara mañana en el periódico. Frustradamente iba hacia la estación, pero me di cuenta que era temprano, como las6 y me metí a un café, a leer el periódico y a meditar sobre las adicciones virtuales de los intelectuales, cuando de pronto, una mujer de pelo anaranjado, manos largas y miles de collares en su cuello, se acerco y me dijo: "¿le leo el Tarot?, Su destino, salud, dinero, amor, todo por 60 pesitos", yo le dije que no gracias, y ella: "¿Tienes miedo?" Yo me reí y le dije, ándele pues.
Tomo asiento frente a mí, barajó varias veces, y me pidió que partiera las cartas en tres, se persignó y comenzó a tapizar la mesa con la baraja. Yo ya me estaba arrepintiendo, el café estaba haciendo estragos en mi estomago, la mujer suspiró y recargo su cabeza en su mano izquierda y con la derecha detenía su barbilla, se quedó callada un eterno instante, cuando iba a darle un trago a una coca cola que me acababan de servir, ella soltó: Újule manito, estas bien enamorado. Me quede con la coca en la boca, con ganas de decirle: uy, sí, hasta hubiera ganado la medalla de oro en clavados, pero nomás me trague la soda y le dije: "¿Ah, sí?" Ella dijo: "Ay, no te hagas, una guerita te anda rondando", me reí, y me dijo: "¿ya sabes quién?" "No, es que no conozco a ninguna guerita" "¿Seguro?, Porque aquí el tarot me esta mostrando a una mujer rubia", dijo señalando una carta que todo parecía menos una rubia superior, "oye también veo que tienes problemas con tu estomago y con tu espalda" Yo ya mes estaba fastidiando, ya me quería ir, y nomás le seguía la corriente a la pelirroja, me recargue en la silla y movía la cabeza afirmativamente a todas las cosas que me decía: que voy a ganar mucho dinero, que voy a tener 3hijos (¿¡?!), Que me iba a ir de aquí, que iba a trabajar y vivir en otro lugar de donde nací, ya ni le dije que yo no era de esta ciudad, para qué la emocionaba... Por fin dijo: "¿Bueno, tienes alguna pregunta?" "No, así esta bien gracias, le di sus 60 pesos, como si tuviera yo dinero para gastar, se fue y a los 5 minutos me fui. Iba con la moral por los suelos, regañándome por gastar dinero en babosadas, y luego, como no queriendo la cosa, trate de acordarme de alguna guera que conociera... pero no.
En esas estaba cuando un joven se acerca, y me entrega una tarjetita y me dice: "Pásele joven a conocer a las muchachas, elegancia, distinción; no cover...", tome la tarjeta y me seguí, pero a los 5 pasos y a punto de meter la tarjeta al bolsillo, la vi: una modelo muy joven, con una tanga, y sopesando sus senos con las manos me sonreía, ya estaba casi dentro del bolsillo cuando me di cuenta que era rubia, rubia, rubia. Me detuve por un momento, y muy quitado de la pena, casi, casi chiflando me regrese al sitio ese, entrando como Juan por su casa.
Me vi a mí mismo como 163 veces pues había decenas de espejos en las paredes, casi la mitad de las mesas estaban ocupadas, yo me senté en un lugar pegado en la pared, llego una mesera, y muy dueño de la situación le pedí una cerveza, al ratito llegó mi cerveza pero no la traía la mesera sino una chava, que puso la botella en la mesa y su humanidad en la silla de al lado, me dijo: "¿me invitas algo?", Y yo de mega babas le dije que claro, ella le habló a otra chava, y le pidió no sé que diablos pero que tenia nombre de ser algo muy caro, llegó la otra chava y también dejó el vaso en la mesa, y su cabuz en la otra silla, yo me dije a mí mismo: "Ay kabito, ay kabito".
Las poquianchis empezaron a platicar de no sé que necedades, y en una pista de enfrente otra mujer se quitaba la ropa con la misma flojera con la que yo me visto en las mañanas, me sentía como si estuviese dentro de la peor película mexicana de los 70's, además ni la que estaba enfrente ni las de al lado eran gueras, es mas ninguna de las arañas ahí presentes era guera, la segunda aventurera me dijo que si le invitaba algo, y le dije: "Sí, claro", y antes de que le hablara a otra colega yo le dije, no yo te lo pido en la barra, porque además tengo que ir al baño, me puse de pie, me dirigí al WC, antes de entrar voltee hacia la concurrencia, vi que nadie se fijaba en mi, y rápidamente salí de ese lugar de perdición, camine, y camine rápidamente, como Bernardo Segura en sus últimos 50 metros, con el temor de que todo el sindicato de teiboleras me lincharan, divise una tienda de discos, me refugie en ella, y para despistar me puse los audifonos de un probador de discos, seleccione el disco 2, el track 7, y Joaquín Sabina me cantaba aquello de: "no por casualidad me temen en los casinos, / me daban diez de los grandes, / por el caso de la rubia platino..."
Tomo asiento frente a mí, barajó varias veces, y me pidió que partiera las cartas en tres, se persignó y comenzó a tapizar la mesa con la baraja. Yo ya me estaba arrepintiendo, el café estaba haciendo estragos en mi estomago, la mujer suspiró y recargo su cabeza en su mano izquierda y con la derecha detenía su barbilla, se quedó callada un eterno instante, cuando iba a darle un trago a una coca cola que me acababan de servir, ella soltó: Újule manito, estas bien enamorado. Me quede con la coca en la boca, con ganas de decirle: uy, sí, hasta hubiera ganado la medalla de oro en clavados, pero nomás me trague la soda y le dije: "¿Ah, sí?" Ella dijo: "Ay, no te hagas, una guerita te anda rondando", me reí, y me dijo: "¿ya sabes quién?" "No, es que no conozco a ninguna guerita" "¿Seguro?, Porque aquí el tarot me esta mostrando a una mujer rubia", dijo señalando una carta que todo parecía menos una rubia superior, "oye también veo que tienes problemas con tu estomago y con tu espalda" Yo ya mes estaba fastidiando, ya me quería ir, y nomás le seguía la corriente a la pelirroja, me recargue en la silla y movía la cabeza afirmativamente a todas las cosas que me decía: que voy a ganar mucho dinero, que voy a tener 3hijos (¿¡?!), Que me iba a ir de aquí, que iba a trabajar y vivir en otro lugar de donde nací, ya ni le dije que yo no era de esta ciudad, para qué la emocionaba... Por fin dijo: "¿Bueno, tienes alguna pregunta?" "No, así esta bien gracias, le di sus 60 pesos, como si tuviera yo dinero para gastar, se fue y a los 5 minutos me fui. Iba con la moral por los suelos, regañándome por gastar dinero en babosadas, y luego, como no queriendo la cosa, trate de acordarme de alguna guera que conociera... pero no.
En esas estaba cuando un joven se acerca, y me entrega una tarjetita y me dice: "Pásele joven a conocer a las muchachas, elegancia, distinción; no cover...", tome la tarjeta y me seguí, pero a los 5 pasos y a punto de meter la tarjeta al bolsillo, la vi: una modelo muy joven, con una tanga, y sopesando sus senos con las manos me sonreía, ya estaba casi dentro del bolsillo cuando me di cuenta que era rubia, rubia, rubia. Me detuve por un momento, y muy quitado de la pena, casi, casi chiflando me regrese al sitio ese, entrando como Juan por su casa.
Me vi a mí mismo como 163 veces pues había decenas de espejos en las paredes, casi la mitad de las mesas estaban ocupadas, yo me senté en un lugar pegado en la pared, llego una mesera, y muy dueño de la situación le pedí una cerveza, al ratito llegó mi cerveza pero no la traía la mesera sino una chava, que puso la botella en la mesa y su humanidad en la silla de al lado, me dijo: "¿me invitas algo?", Y yo de mega babas le dije que claro, ella le habló a otra chava, y le pidió no sé que diablos pero que tenia nombre de ser algo muy caro, llegó la otra chava y también dejó el vaso en la mesa, y su cabuz en la otra silla, yo me dije a mí mismo: "Ay kabito, ay kabito".
Las poquianchis empezaron a platicar de no sé que necedades, y en una pista de enfrente otra mujer se quitaba la ropa con la misma flojera con la que yo me visto en las mañanas, me sentía como si estuviese dentro de la peor película mexicana de los 70's, además ni la que estaba enfrente ni las de al lado eran gueras, es mas ninguna de las arañas ahí presentes era guera, la segunda aventurera me dijo que si le invitaba algo, y le dije: "Sí, claro", y antes de que le hablara a otra colega yo le dije, no yo te lo pido en la barra, porque además tengo que ir al baño, me puse de pie, me dirigí al WC, antes de entrar voltee hacia la concurrencia, vi que nadie se fijaba en mi, y rápidamente salí de ese lugar de perdición, camine, y camine rápidamente, como Bernardo Segura en sus últimos 50 metros, con el temor de que todo el sindicato de teiboleras me lincharan, divise una tienda de discos, me refugie en ella, y para despistar me puse los audifonos de un probador de discos, seleccione el disco 2, el track 7, y Joaquín Sabina me cantaba aquello de: "no por casualidad me temen en los casinos, / me daban diez de los grandes, / por el caso de la rubia platino..."
martes
de cuando me raptó un estilista chilango y yo sucumbí...
Me vi reflejado en una puerta del metro, y veía arriba de mi cabeza algo así como un gato muerto, me di cuenta que era tiempo de ir a cortarme el pelo, al llegar a la estación me metí al primer lugar que enconttré. La persona que ahí trabajaba se parecía fisicamente mucho a David Alfaro Siqueiros, pero cuando me pidió que tomara asiento me percate de sus afeminadas formas de hablar y moverse. Me dijo: como estamos en temporada de olimpiadas te vamos a poner esto. Y me puso uno de esos baberotes o batas o no se como se llaman esas cosas que a uno le ponen en las peluquerias, solo que este baberote estaba estampado con muchas siluetas de monos muculosos en posiciones deportivas, yo pense: Ah, que condenado maricón tan simpático. Y luego sin decirme agua va, de dos tijerazos me corto dos de mis ondulados y característicos mechones, abrí los ojos como ciclista olímpico en velódromo, y le dije respetuosa pero firmemente: Oiga, si sólo quiero que lo entre saque! El me dijo: ay, orita arreglamos eso, ¿como me dijiste que te llamabas? el mondrigo puñal nunca me lo preguntó, pero yo de babas le dije que Mario. "No te preocupes Mario, vas a ver que bien vas a quedar", y en eso que me pone tres como pinzas rosas en la cabeza, me moja el pelo y me peina como niño en su primer dia de clases, me vi reflejado en el espejo que ocupaba toda la pared, y no sabía si reír, llorar o agarrar al jotete a patadas. Empecé a recordar la peluquería que iba en Chihuahua, ésa sí era peluquería, con 2 viejos peluqueros que parecían piratas, que mascaban tabaco, decían palabrotas, les chiflaban a las mejores glándulas que pasaran, tenían revistas de chicas malas y escuchaban y tarareaban a Agustín Lara en su radio de volvos, cortaban el pelo con navaja y rasuradora, y no se andaban con gelecitos, spraycitos o demas payasadas. ¡Ay, como los extrañé! Me contemplaba en el espejo con lástima y resignación, cuando el cielo contaminado se limpió, los pajarillos trinaban alegremente, los ladrones dejaron de robar, los artistas bajaron de la luna, y una muchachona de largas piernas y maciza estructura entró por la puerta, acomodándose su larga cabellera sobre su hombro derecho, yo la vi, yo la vi por el espejo, vi que tomo asiento, que cruzó la pierna, que la minifalda era generosa conmigo, que tomó una revista de moda, que inclinó su cabeza hacia la derecha, que la chava de la portada de la revista se confundía con la que leía, luego voltee la vista hacia enfrente otra vez y me topé con la cruel realidad... había olvidado mis tres broches rosas, mi cabello peinado en distintas direcciones, al baberote de calentureitors, y al méndigo puñal acariciándome la cabeza, yo me sentía muy mal, ridículo, paseaba la vista por el salón buscando alguna camara que estuviera filmando, debería ser una broma... Luego de un rato de entre ver a la chava reflejada, y maldecir mi destino, el mariquetas me dijo: "ya Mario, nomás deja te peino" y que empieza con una pistola de aire, y que me echa como crema chantilly, yo apenas alcancé a decir: "N...o, es que yo no me pongo nada en el cabello" "Ah pero esto te lo acondiciona y modela, vas a ver" A mi ya me estaba valiendo gorro la vida, que me ponga lo que quiera, que la chava piense de mí lo que quiera que soy puñal, que me encanta que me pongan broches, que se caiga el techo, que pase lo que sea ...me vale. "Ya", dijo el joto de puñales, y vi que mi nuevo peinado era muy similar al de Paquita la del barrio, pero antes de que pudiera decir algo, el mariposón volteó hacia la chava que veía la revista y le pregunta: ¿como me quedó, Isabel? Mi disco duro almacenaba esas seis letras, cuando ella respondió: ¡guapísimo! Zonzamente sonreí, y me fui caminando con la sonrisa congelada, sintiéndome bien galán, hasta llegar a mi casa, y recibir las burlas de mis primas por el corte que me acababan de hacer.
el blog del cambio
Estos son cambios, no como los de fox y martita...
En un arranque de ociosidad, cigarros e infomerciales, me puse a moverle a la maquinita, se fue el tagboard, o como se llame, andresito manuelito pasó a mejor vida -digamos que lo desaforé y no lo resistió-, y no se qué más hice.
Ah sí, hice un ejercicio de introspección o algo así y he decidido darle un giro mortal a la yoda-historia, que tantos dolores de cabeza me ha traído y tan pocas satisfacciones.
ya se me olvidó qué más iba a decir... algo así como...
En un arranque de ociosidad, cigarros e infomerciales, me puse a moverle a la maquinita, se fue el tagboard, o como se llame, andresito manuelito pasó a mejor vida -digamos que lo desaforé y no lo resistió-, y no se qué más hice.
Ah sí, hice un ejercicio de introspección o algo así y he decidido darle un giro mortal a la yoda-historia, que tantos dolores de cabeza me ha traído y tan pocas satisfacciones.
ya se me olvidó qué más iba a decir... algo así como...
lunes
sábado
jueves
Como todo un profesional, este viernes que se actualice la cartelera cinematografica, yo hare lo propio con la trsite historia de yoda. Por lo pronto aviso que si alguien esta interesado en el libro que este monero hizo y del cual quedan pocos ejemplares me lo haga saber por este medio, no, mejor mandarme un mail a quieroserpintor@hotmail.com y ahi nos ponemos de acuerdo. sobres.
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