Ayer tuve que ir a la casa del editor a mostrarle unas ilustraciones, con la esperanza de que entraran a la revista, el susodicho editor vive en la cosmopolita y vertiginosa zona rosa. Toque la puerta y su gentil mujer me dijo que no estaba que lo buscara mañana en el periódico. Frustradamente iba hacia la estación, pero me di cuenta que era temprano, como las6 y me metí a un café, a leer el periódico y a meditar sobre las adicciones virtuales de los intelectuales, cuando de pronto, una mujer de pelo anaranjado, manos largas y miles de collares en su cuello, se acerco y me dijo: "¿le leo el Tarot?, Su destino, salud, dinero, amor, todo por 60 pesitos", yo le dije que no gracias, y ella: "¿Tienes miedo?" Yo me reí y le dije, ándele pues.
Tomo asiento frente a mí, barajó varias veces, y me pidió que partiera las cartas en tres, se persignó y comenzó a tapizar la mesa con la baraja. Yo ya me estaba arrepintiendo, el café estaba haciendo estragos en mi estomago, la mujer suspiró y recargo su cabeza en su mano izquierda y con la derecha detenía su barbilla, se quedó callada un eterno instante, cuando iba a darle un trago a una coca cola que me acababan de servir, ella soltó: Újule manito, estas bien enamorado. Me quede con la coca en la boca, con ganas de decirle: uy, sí, hasta hubiera ganado la medalla de oro en clavados, pero nomás me trague la soda y le dije: "¿Ah, sí?" Ella dijo: "Ay, no te hagas, una guerita te anda rondando", me reí, y me dijo: "¿ya sabes quién?" "No, es que no conozco a ninguna guerita" "¿Seguro?, Porque aquí el tarot me esta mostrando a una mujer rubia", dijo señalando una carta que todo parecía menos una rubia superior, "oye también veo que tienes problemas con tu estomago y con tu espalda" Yo ya mes estaba fastidiando, ya me quería ir, y nomás le seguía la corriente a la pelirroja, me recargue en la silla y movía la cabeza afirmativamente a todas las cosas que me decía: que voy a ganar mucho dinero, que voy a tener 3hijos (¿¡?!), Que me iba a ir de aquí, que iba a trabajar y vivir en otro lugar de donde nací, ya ni le dije que yo no era de esta ciudad, para qué la emocionaba... Por fin dijo: "¿Bueno, tienes alguna pregunta?" "No, así esta bien gracias, le di sus 60 pesos, como si tuviera yo dinero para gastar, se fue y a los 5 minutos me fui. Iba con la moral por los suelos, regañándome por gastar dinero en babosadas, y luego, como no queriendo la cosa, trate de acordarme de alguna guera que conociera... pero no.
En esas estaba cuando un joven se acerca, y me entrega una tarjetita y me dice: "Pásele joven a conocer a las muchachas, elegancia, distinción; no cover...", tome la tarjeta y me seguí, pero a los 5 pasos y a punto de meter la tarjeta al bolsillo, la vi: una modelo muy joven, con una tanga, y sopesando sus senos con las manos me sonreía, ya estaba casi dentro del bolsillo cuando me di cuenta que era rubia, rubia, rubia. Me detuve por un momento, y muy quitado de la pena, casi, casi chiflando me regrese al sitio ese, entrando como Juan por su casa.
Me vi a mí mismo como 163 veces pues había decenas de espejos en las paredes, casi la mitad de las mesas estaban ocupadas, yo me senté en un lugar pegado en la pared, llego una mesera, y muy dueño de la situación le pedí una cerveza, al ratito llegó mi cerveza pero no la traía la mesera sino una chava, que puso la botella en la mesa y su humanidad en la silla de al lado, me dijo: "¿me invitas algo?", Y yo de mega babas le dije que claro, ella le habló a otra chava, y le pidió no sé que diablos pero que tenia nombre de ser algo muy caro, llegó la otra chava y también dejó el vaso en la mesa, y su cabuz en la otra silla, yo me dije a mí mismo: "Ay kabito, ay kabito".
Las poquianchis empezaron a platicar de no sé que necedades, y en una pista de enfrente otra mujer se quitaba la ropa con la misma flojera con la que yo me visto en las mañanas, me sentía como si estuviese dentro de la peor película mexicana de los 70's, además ni la que estaba enfrente ni las de al lado eran gueras, es mas ninguna de las arañas ahí presentes era guera, la segunda aventurera me dijo que si le invitaba algo, y le dije: "Sí, claro", y antes de que le hablara a otra colega yo le dije, no yo te lo pido en la barra, porque además tengo que ir al baño, me puse de pie, me dirigí al WC, antes de entrar voltee hacia la concurrencia, vi que nadie se fijaba en mi, y rápidamente salí de ese lugar de perdición, camine, y camine rápidamente, como Bernardo Segura en sus últimos 50 metros, con el temor de que todo el sindicato de teiboleras me lincharan, divise una tienda de discos, me refugie en ella, y para despistar me puse los audifonos de un probador de discos, seleccione el disco 2, el track 7, y Joaquín Sabina me cantaba aquello de: "no por casualidad me temen en los casinos, / me daban diez de los grandes, / por el caso de la rubia platino..."
2 comentarios:
Tú sí que no te dejas llevar por tu chilango interno.
Todo eso se disfruta. Y si lo extrañas, un día te llevamos a ver a la Magenta pa´ que te lea las cartas.
mmm sera que todos tenemos un chilango en nuestro interior esperando salir...
jajaja para mi que la güera era Kevin... jajajaja (si ya se, como tizno)...
Saludos!!!
Publicar un comentario