camas vacías

Ayer, ¿o antier?, no, bueno, el lunes estaba en mi cantina favorita degustando un whisky en las rocas y unas aceitunas negras, cuando ante la quietud de la situación saqué de mi chamarra de pelo de camello irakí una libretita que cargo siempre conmigo para apuntar las frases célebres que frecuentemente se me ocurren.

Entonces tomé mi pluma inglesa y le di rienda suelta a mi imaginación.
Dibujé un gato y luego hice un esbozo de un parroquiano que estaba ahí lamentándose de la vida y de las alzas a la canasta básica. Luego vi lo que hice, le di un sorbo a mi bebida, me acomodé mi bombín (bueno, no era bombín, era un gorro invernal), y me acordé de una canción de Sabina que tenía esas imágenes, bueno, no las tiene, pero se acoplaban.
Apuré de un trago el whisky, tomé mi bastón (bueno, no era bastón, era un tubo de esos que se le ponen a los boilers... oh pos´se descompuso el mío y hace mucho frío) y me fui a mi casa a hacer esto:

Camas vacías.
Canción de Joaquín Sabina, ilustrada por Kabeza.