el oso bipolar (30)

Heme aquí cayéndome de sueño, con las patas heladas y los pies ya sin obedecerme. Son las 4:48 de la mañana y el ritmo que llevaba de dormirme a las 2 a.m. pase lo que pase, se fue al carajo por la espuria conexión de internet.
Acababa de hacer mi trabajo (no éste del blog, que no es trabajo. Bueno, lo otro tampoco es trabajo, nomás un deber, ejem...) y de repente, como si mi computadora fuera del IFE, se cayó el sistema y se calló el internet.
Y heme aquí recetándome infomerciales de productos para la celulitis y para depilarse (y luego se enojan con el Tiziano o como se llame por decirles bigotonas, chale). Estando a punto de llamar a un número 01-900 que me ofrecía platicar con una "colegiala traviesa" o algo así, los dioses se apiadaron de mí y regresó el bendito-maldito internet.
Ya envíe mi trabajo y aprovecho para mostrar un episodio del Oso Bipolar.
FIN.