No puedo dormir.
Es por eso que, para cansar a mi cerebro y combatir el insomnio, pasaré a relatar mi buena acción del mes.
Creo que era la estación del metro Hidalgo, venía de no sé dónde y me dirigía a los andenes de la dirección Tasqueña. Iba a bajar las escalera, cuando escucho un "Joven, ¡oiga joven!"
Miré a mi alrededor y vi que yo era lo más parecido a un "joven", quién hacía el llamado era un señor como de 65 años que vendía mazapanes sentado en una silla de ruedas. Me acerqué al tiempo que él hacía señas para que lo escuchara.
-¿Qué pasó señor?
-Joven, no sea malo, ayúdeme a bajar las escaleras- me dijo el hombre, mientras yo me quedé un microsegundo observándolo a él, luego los 24 escalones, después a mí mismo y de inmediato otra vez al señor, poniéndole cara de "¿Que-no-se-da-cuenta-que-apenas-puedo-con-mi-alma?"
Pero como el vendedor de mazapanes no entendió mi mirada y la cara que puse, le tuve que decir: -Pe-pero, ¿Cómo?, no lo voy a aguantar-
-No, mire, aquí el poli nos echa una mano- me dijo mientras señalaba a un guardián del orden que estaba a 2 metros de ahí.
Como la última vez que ayudé a un ser humano fue en el verano de 1998, me dije a mí mismo que había llegado la hora de hacer una buena acción en esta ciudad de tristes corazones. Así que le dije al señor de la silla: -Órale pues- y con una mirada de James Bond (cuando era Sean Connery), le llamé al policía para que fuera mi compinche en ésta acción de salvación. Se acercó el policía, me vio, y le dijo al viejo: -¿Éste es el que nos va a ayudar?- Yo, ni lo vi ni lo oí, estaba muy ocupado remangándome la camisa.
El poli me dijo: "A ver chavo, tú agarra la silla de ése lado y yo de ésta, y cuando te diga, lo levantamos"- No vi de dónde tomó él la silla, y como yo nunca he levantado una silla de ruedas, pues me agarré de lo más grande que vi: con mi mano izquierda tomé un tubo del respaldo y con la derecha, me cogí de una... rueda.
Grave error.
Debí haber previsto que, la rueda, como todo objeto redondo, suele rodar. Así que al levantar al hombre de la silla, se me escapó el equilibrio de la mano derecha que giró junto con la rueda. El mazapanero sólo alcanzó a gritar un "¡Épale, chamaco de porra!", mientras yo, con una sagacidad nunca antes vista, logré bajar mi pierna derecha y apoyarla en el segundo escalón y así evitar que azotara el señor con todo y mazapanes. El policía me echó una mirada asesina. Yo nomás le enseñé los dientes en una sonrisa de "Oops, jejeje, perdón"
-No la agarres de la llanta carnal, sino del asiento, del tubo ése que sale- me aconsejaba el policía que no dejaba de cargar el paquetote que teníamos.
No conozco las partes de una silla de ruedas, por lo tanto no sabía que tiene algunos tubos y que uno de esos, o al menos ésa silla, sirve para subir la plataforma que eleva los pies del que la usa. Y de ahí me sujeté, así que mientras hacía fuerzas y medio pujaba (¿es normal?), se iban levantando los pies y piernas del pobre mazapanero que: o iba rezando, o iba maldiciéndome.
Cuando finalmente bajamos los 24 escalones, el tripulante de la silla tenía sus piernas como 90 grados hacia arriba. Al soltarlo, se cayó la cajita de mazapanes saliéndose tres de ésta. Los tomé, los regresé a la cajita al tiempo que llegaba el metro. Sin voltear a ver al señor ni al policía, corrí para abordar mi vagón. Cuando se cerraron las puertas vi cómo se hacía bolas el poli en destrabar el fierro ese que sirve para que pongan los pies los que usan sillas de ruedas.
19 comentarios:
Bueno, jejeje, como dirían por ahí, la intención es lo que cuenta...o lo que cuesta.
Al menos el viejito no tuvo magulladuras. Supongo que después de todo eso es lo importante.
Y vaya que hay que estar fuerte para cargar a una persona, y además una silla....
Saludos
Y el mazapanero, no te dio unos buenos "mazapanes"?
Si es normal jadear si se encuentra en esas condiciones )me refiero a las suyas, ya que no podia ni con su alma)
De perdida le dieron las gracias??
Digo, fue una buena accion, que no tuviera informacion acerca de una silla de ruedas es otra cosa!
Saludos...
Le pudo ir peor.
O le pudiste haber comprado los tres mazapanes golpeados.
Eres mi héroe!
"ciudad de tristes corazones", sera por las marchas?
Jejejeje, al menos nadie resulto herido o al menos, eso espero.
Bien por ti, te ganaste tu estrella dorada en la frente (oops, creo que eso no es un premio scouth)
Saludos
jajajajajajajajajajajajajajajajaja
ay perdón no era chiste
jajajajajajajajajajajajajajajajaja
Si no tenías ganas de ayudarlo, no lo hubieras hecho.
Es feo hacer las cosas de mala gana. Desde el principio tu cuerpo se negó a ofrecerle ayuda.
Hay que hacer ejercicio de vez en cuando Maestro Kabeza, al menos para poder con su alma.
Siga cometiendo actos buenos en favor del prójimo. El cuerpo no se niega, el inconciente tampoco, solo la voluntad. Hace falta que todos lo hagamos por lo menos de vez en cuando, qué mejor si resulta en una anécdota chida.
Para la otra mejor no ayudes y te pasas de largo, nah, la intención es lo que cuenta.
que tu proxima buena acción sea matar a un emo!!!
gotta kill´em all!!!1
si.. yo por eso siempre le doy a mi abuelito el manual y las instrucciones de su silla... no comprendo como hay gente que sale sin ellas...... ademas que agradezca el viejecillo que no le diste vuelta con los mazanes.. recurda que ¨a donde fueres...
peeeeeeeeerdon mazapanes....
aaaa que incomodo...
esas situaciones apestan porque no sabes si sentirte mejor por haber ayudado o si la cagaste.
Cuquita:
Jaja, sí, pero me ayudaron, bueno, más bien fui yo el que ayudó... o algo así.
Saludos.
Jouleman:
Chale, te estabas tardando...
Abi:
Creo que si me hubiera esperado, sí me las daban (las gracias).
Isra:
Jaja, no, lo que quería era irme ya de ahí.
Hija del Don:
Está chido tu seudónimo... ¿Cuál era el comentario?
Ah, sí... jeje, ejem.
Anónimo:
No, las marchas le ponen sabor a la ciudad.
Pepmac:
Ja, no, siempre odié las estrellas en la frente.
Tazy:
Ash.
Clementine:
¿Quién dijo que no quería?, nomás me sentí un poco incompetente, pero nomás.
Signo de la espada:
¿Hacer ejercicio? ¿¡Qué clase de consejos son esos?!
Saludos.
Plato de segunda mesa:
También está chido tu seudónimo... eh, ah, este, pos es que como aquí casi nadie me llama, a la primera llamada volteo.
Economike:
Ah jijo, calmado, estamos pisteando tranquilos.
Tejedor:
Qué gandalla saliste. Eh... ¿Tu abuelito no trabaja por el metro Hidalgo?
Inconexa:
Snif, gran verdad. Saludos.
Sí, chale....
Jaja, yo siempre trato de ayudar, pero en esta ciudad nadie pide ayuda, la mayoría la exigen y así no es bonito.
Hay no manches ahora si me hiciste reir, si suele suceder, en una ocasiòn se me ocurrio ayudar a una señora en estado de ebriedad,(osea andaba pedisisisima)(aunque nunca me pidio ayuda) pero hay voy de metiche, la señora andaba toreando a los carros, y metandoles la madrecita a los conductores, tons que la abrazo y le digo "hagase a un lado doña, la van a atropellar" la señora estaba delgadita, ps ya no podia ni con ella ni con mi alma, se me hiba de un lado para el otro, casi nos vamos de hocico las dos, a lo unico que llegue es a un carro que estaba estacionado y la recargue, mi objetivo era cruzarla hasta el parque y sentarla en una banca ... pero nimadres los borrachines si que pesan.
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