breves

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Si estoy en casa y tengo que ir a un cajero automático seguro, debo cruzar la estación del metro. Ayer tuve que hacer esa acción y emprendí la travesía. Llegué a la estación y al formarme en la taquilla un tipo trajeado con el cabello invadido de gel, con gafas oscuras y portafolios Samsonite comenzó a silbar la canción-silbido de "Kill Bill" (¿Saben cuál, no? va más o menos así: Fiu fiu, fiu fiu fiu, fiu fiu fiu fiu fiu fiu fiu fiu fiu...) a mí me dio risa al principio, lo malo es que al abordar las escaleras eléctricas que suben como 4 pisos me vi atrapado entre el gentío y el tipo silbador se quedó exactamente detrás de mí con su silbidito.
La gracia que me dio al principio se convirtió en nerviosismo a los pocos segundos. Empecé a imaginarme mil cosas, que sacaría un sable de su portafolios, que se quitaría la corbata y me ahorcaría, que a la sexta estrofa de su silbido-canción soltaría un grito karateca y me aplicaría una de tantas katas que no me aprendí cuando fui a clases de Karate.
Me comenzaron a sudar las manos, ya quería que terminara el viaje eléctrico de las escaleras y salir corriendo a la calle, pero el trajeado seguía con su sinfonía.
Seré claro: Me sentí como El Pingüino del Oso Bipolar a punto de ser despachado.

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Me dicen que tembló. Acababa de comer y de tomarme una cerveza.
Y cuando como con cerveza mi organismo se tarda un poco en carburar produciéndome empanzonamiento (¿Existirá ese término?) y sensación de irrealidad... como si estuviera temblando. Así que si tembló o no, fue lo mismo para mí.

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Hay quien se burla de mí diciéndome que seguramente en Chihuahua atropellan caballos y vacas. ¿Y qué pasó? Atropellaron a un elefante de este lado del país.
Allá es un rancho y acá es una selva.
Y yo soy un pingüino que no halla su iglú.

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Quienes me oyen hablar, identifican de inmediato que no soy de aquí. Lo curioso es que no reconocen de dónde soy. Ya me endilgaron ser de Sonora, Nayarit, Colombia y Cd. Satélite.

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A veces como en un café de chinos que está por mi casa (Los dueños son chinos y las empleadas mexicanas) En una ocasión mientras esperaba mi comida se acercó una mesera y me dijo: -oiga, ¿Le decimos al chinito de la caja que si prende la tele en el canal 2?
Entendí de inmediato que el méndigo chino no deja a las meseras ver la televisión mientras laboran. Así que me solidaricé y le dije que sí, que le dijera.
La mesera le dijo al chino que un cliente quería ver la tele y en el canal 2. El chino tomó el control remoto y la encendió, volteé hacia él y le hice una reverencia así como las que hacía Mr. Miyagui (bueno, esto último no es muy exacto)
Para no delatar a la mesera, me puse a ver la televisión como si de verdad me interesara. Lo que había era una telenovela donde sale una güerita muy bonita que actúa muy mal y que sufre mucho, o al menos eso parece.
Lo malo es que la otra vez volví y el chino al verme, le cambió a lo que estaba viendo para ponerme "mi telenovela", la mesera me trata muy bien pues gracias a mí no pierde detalle del dramón televisivo y el chino se me queda viendo con cara de "chale, honolable papanatas, tan glandote (osea "grandote", ejem) y viendo telenovelas"
Lo peor es que ya me piqué con la telenovela de la güerita y cuando ella sufre yo sufro.
¿Es normal?

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Me siento bien, pero me siento mal.

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Ya sé para qué soy bueno: para conocer chavas guapas... con novio.