miércoles

relectura de Garibay

...Había fiestas, teníamos diecisiete años. Yo no iba porque no sabía bailar y me prohibía que lo supieran, y tanto anhelaba como temía a las mujeres. Ella no iba porque no la invitaban. La asediaban los hombres. No sé qué les diría, la dejaban en paz a los pocos días. Una mañana la vi en uno de los claustros, con el miserable que la acompañaba al examen médico, era enorme él, un imponente troglodita. Me llené de rencor pero olvidé el asunto, porque andando sin mí andaba lleno de mí y solamente de mí, lo que quiere decir que en verdad era desdichado. Y siempre supe que hablaban como dos amantes que hablaban de separarse y no separarse.

... Tomé el camino habitual, hacia la biblioteca, y abrí los textos. Me repugnaban los textos, los odiaba; sus paginarios eran una pérdida de tiempo sin remedio posible, eran echar al vacío el tiempo precioso de la verdadera lectura y de la escritura. Y no tenía nada en las manos, sólo la íntima certeza de ser el más grande escritor de los siglos. Esta fantasía me mantuvo, me dio fuerza para vivir años y años, hasta que pude enfrentar la realidad.

Pero allí estaba ella, en la biblioteca, leyendo en silencio con Oscar Lavín, hablando en silencio, riéndose en silencio. Oscar Lavín era tonto de veras, el pobre. se decía que había sido retrasado mental, y con tratamientos psiquiátricos había conseguido cumplir la secundaria. Reía de todo. era muy alto y gordo, con cuerpo de viejo de treinta años y habla babeante.
Allí estaba ella, y jugaban a que él aprisionaba con sus gruesas piernas las de ella y no podía separarlas. Me acerqué a saludar, y ella dijo:
-Mira, les dice trancas a mis piernas, dile que no les diga trancas a mis piernas.
-Sí sí, le digo quita tus trancas ¡y se enoja!
-No seas estúpido, Lavín -dije, y él se rio mucho de eso.
Envidié a Lavín. Y al día siguiente ella estaba sola en la biblioteca y le dije:
-¿Cómo puedes estudiar con Lavín?, ¿Cómo puedes pasar tanto tiempo con Lavín?
-¿Qué tiene de malo, Lavín?
-Qué tiene de bueno -dije.

¿Qué estudias ahora? Digo, para qué examen.
Le mostré el libro.
-Pero eso no es para el examen.
-No -dije.
-¿No estudias para los exámenes?
-Sí, pues sí, en esa mesa tengo los libros.
-¿Me dejas estudiar contigo? ¿Quieres estudiar conmigo?
-Sí -dije.
-Qué bien -dijo, cuando salimos, al filo del mediodía-, qué rápido y qué bien lees.
-Sí -dije.
Caminamos los largos corredores de los claustros, sin hablar. ¿No es natural, no sería natural que la llevaras del brazo? Sí, pero cómo, cómo la tomo del brazo, mi mano en su brazo ¿cómo?

de "El Joven Aquel", de Ricardo Garibay.

12 comentarios:

rfr dijo...

esas historias del oso bipolar siempre con alto contenido sexual... está bueno el fragmento de "el joven aquel" pensé que era la verdadera lupita... saludos!

Anónimo dijo...

Alguna vez mientras leo, siento que alguien me conoce y me describe y entonces me asusto y cierro ràpido el libro, luego me vence la curiosidad, siempre es inquietante descubrirnos en trazos ajenos...

webita dijo...

ah... nunca había leído a Ricardo Garibay, que bien! muchas gracias monero! ahora si puedo morir tranquila!!! :)

Anónimo dijo...

Nunca he leído a Garibay, en pequeños fragmentos me recordó mi cuento que se llama "La bendita cantante".

Saludos narrativos.

El Zórpilo.

Szerg dijo...

Es como en la musica, muchas veces las mejores canciones son aquellas que no van dirigidas a nadie en particular, con las que cualquiera puede identificarse y hacerlas suyas, sentirse reflejado en esas vivencias...

Me pasa muy seguido eso con las letras de The Cure, me siento plasmado...

Pero, uno no es el primero en vivir, verdad Maresont?

Muy buen texto... Lo felicito Sr. Kabeza, ya me estoy haciendo habitual de su blog...

Saludos!

**La Bruja** dijo...

Garibay siempre logra hacerme sonreír, igual que el oso bipolar... coincidencia?

Anónimo dijo...

Nos hemos habituado tanto a este blog y las historias que varios pensamos en Lupita... buen texto !

Saludos

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Kabeza:
También soy admirador de Ricardo Garibay. Lo conocí antes por su programa de televisión que por sus textos; pero, habiendo leído uno de éstos, ya no lo pude abandonar. Platiqué brevemente con él en una charla que ofreció en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Era simpatiquísimo, no el ogro que uno creería. Murió alrededor de 6 meses después de eso. Si pudiera vernos, ¡qué gusto le daría que en una casa de Chihuahua se le recuerde con tanto placer!

cano... dijo...

no sera el oso bipolar gay? a menos que el pinguino sea la pinguina.

Anónimo dijo...

sr cabeza oficialmente me proclamo su fan

Kabeza dijo...

Rfr: Pues sí, algo hay de eso. Saludos.

Supperbalza: Hombre, gracias por tu comentario, saludos.

Maresont: Gran verdad, has dicho una gran verdad.

Webita: Eh... leer este fragmento no cuenta como "leer a garibay"...

Zórpilo: Oh!, saludos deja vudescos (?).

Alice: Gracias, saludos.

Babel: Sopas! Ojalá no sea cosa del diablo. Saludos.

Sin blog: Pues una cosa es por otra... saludos.

Erathora: No manches, ora sí me dio envidia. Saludos.

Cano: Eh... no, no me hagas bolas.

Ana: Oh, gracias, gracias. Saludos.

Anónimo dijo...

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