Osea, ¿Qué clase de recibimiento es éste?
Apenas va uno readaptándose y me salen con que si quiero echar humo, me dirija directito a la calle.
Ok, si quieren guerra, guerra tendrán.
Snif.
jueves
martes
la crisis de los 30
"¡El gaaaaaaaaaaaaaaaaaas!"
Ése es el grito que programé en mi reloj biológico para que me despertara a horas indecentes de la mañana y estar de pie para adquirir un tanque de combustible y poder hacer cosas cotidianas sin tanto frío.
Tan bien programado estaba, que desde una cuadra de distancia el tenor casi barítono, del repartidor de tanques de gas me interrumpió el sueño. Me dirigí a mi balcón con vista a la playa y a lo lejos lo vi. Tal vez fue mi bata oriental bordada con un dragón lo que hizo que llamara su atención, y a gritos, fue este -más o menos- nuestro intercambio verbal:
Yo (Y): -¡Hey, acá! ¡Un tanque!
Señor repartidor (SR): -¿De cuánto?
Y: -Eh... ¡de los menos caros!
SR: -¿¡Qué?!
Y: -J-j-je je... ejem... ¿¡Cómo que de cuánto?!
SR: -¡¿De 45 o de 30?!
Y: (Piensa rápido, piensa rápido... eh... más vale que sobre y no que falte...) ... -¡De 45!
Vivo en un segundo piso de un edificio de tres. Hay que subir unas escaleras de caracol para llegar a la azotea, que es el tercer piso y que es donde están los tanques de gas entre otras cosas interesantes, como unos lavaderos en donde voy a lavar mi ropa acompañado de los buenísimos chismes de la del 12 y la del 20.
Subí a desencadenar (aquí todo tiene cadenas, hasta a las cadenas les ponen cadenas para que no se las roben) uno de los tanques. Lo sopesé para medio revisar que ya no le quedara nada, haciendo fuercitas. Aproveché esta actividad como rutina de ejercicio matutino, y mientras admiraba mis biceps y triceps, escuché cómo el señor repartidor echaba los pulmones por la boca a causa de subir el tanque a través de las escaleras.
Cuando llegó, le dije algo así como: -Ése cigarrito, ¿eh?... se me va a quedar sin pulmones, y luego cómo va a ...
Pero no me dejó terminar, me echó una mirada fulminante diciéndome: -¿Ése es el tanque que va a cambiar?
-Sí, ¿Por?... ¿Está muy feo?, así me lo dieron, es más, está más pintadito que el que trae usted.
-No amigo, su tanque es de 30, no de 45... tsk, ¡Chale!- se quejó el señor repartidor de gas secándose el sudor de la cara con una mano, y con la otra se acomodaba la llave Stillson que portaba en el bolsillo trasero de su pantalón, en tanto yo me cubría instintivamente la cabeza esperando un guamazo.
Entonces, en un arranque matemático y de lógica cuántica que hice en un tiempo récord de agilización mental, deduje y dije: Ah, entonces necesito un tanque de 30... je, je...
El señor repartidor masculló algo que debió ser muy ofensivo por la cara que puso, alzó el tanque en su hombro y se fue. Lo vi alejarse entre las escaleras caracoleras mientras yo, me decía a mí mismo: -"Ay, la cajeteé bien gacho... y luego por qué no quieren a los chilangos, ah no, el que la regó fui yo, no, pos creo que si le voy a tener que dar una buena propina, chale, que pena... veamos... "
Hurgaba la morralla, haciendo cuentas mientras esperaba el regreso del repartidor. Después de un considerable lapso de tiempo sin que llegara nadie, me asomé desde la azotea a un lado de la calle al tiempo que veía el camión del gas como cuadra y media más allá de mi territorio. "¡Hey, mi gas!, ¡Mi tanque de... este... de 30!, ¡No se vayan!" -grité sin que nadie me oyera.
Me temo que no les gustó que este cliente no estuviera enterado de lo que iba a comprar y me dejaron sin agua caliente.
Y yo podré hacer muchas cosas, pero bañarme con agua fría, jamás.
¿A qué viene todo esto?, a que tengo como 9 moscas rondándome y presiento que no son musas, sino que les atrae el olorcito, y lo mejor sería que me durmiera para mañana tener un episodio feliz con los del gas.
Ése es el grito que programé en mi reloj biológico para que me despertara a horas indecentes de la mañana y estar de pie para adquirir un tanque de combustible y poder hacer cosas cotidianas sin tanto frío.
Tan bien programado estaba, que desde una cuadra de distancia el tenor casi barítono, del repartidor de tanques de gas me interrumpió el sueño. Me dirigí a mi balcón con vista a la playa y a lo lejos lo vi. Tal vez fue mi bata oriental bordada con un dragón lo que hizo que llamara su atención, y a gritos, fue este -más o menos- nuestro intercambio verbal:
Yo (Y): -¡Hey, acá! ¡Un tanque!
Señor repartidor (SR): -¿De cuánto?
Y: -Eh... ¡de los menos caros!
SR: -¿¡Qué?!
Y: -J-j-je je... ejem... ¿¡Cómo que de cuánto?!
SR: -¡¿De 45 o de 30?!
Y: (Piensa rápido, piensa rápido... eh... más vale que sobre y no que falte...) ... -¡De 45!
Vivo en un segundo piso de un edificio de tres. Hay que subir unas escaleras de caracol para llegar a la azotea, que es el tercer piso y que es donde están los tanques de gas entre otras cosas interesantes, como unos lavaderos en donde voy a lavar mi ropa acompañado de los buenísimos chismes de la del 12 y la del 20.
Subí a desencadenar (aquí todo tiene cadenas, hasta a las cadenas les ponen cadenas para que no se las roben) uno de los tanques. Lo sopesé para medio revisar que ya no le quedara nada, haciendo fuercitas. Aproveché esta actividad como rutina de ejercicio matutino, y mientras admiraba mis biceps y triceps, escuché cómo el señor repartidor echaba los pulmones por la boca a causa de subir el tanque a través de las escaleras.
Cuando llegó, le dije algo así como: -Ése cigarrito, ¿eh?... se me va a quedar sin pulmones, y luego cómo va a ...
Pero no me dejó terminar, me echó una mirada fulminante diciéndome: -¿Ése es el tanque que va a cambiar?
-Sí, ¿Por?... ¿Está muy feo?, así me lo dieron, es más, está más pintadito que el que trae usted.
-No amigo, su tanque es de 30, no de 45... tsk, ¡Chale!- se quejó el señor repartidor de gas secándose el sudor de la cara con una mano, y con la otra se acomodaba la llave Stillson que portaba en el bolsillo trasero de su pantalón, en tanto yo me cubría instintivamente la cabeza esperando un guamazo.
Entonces, en un arranque matemático y de lógica cuántica que hice en un tiempo récord de agilización mental, deduje y dije: Ah, entonces necesito un tanque de 30... je, je...
El señor repartidor masculló algo que debió ser muy ofensivo por la cara que puso, alzó el tanque en su hombro y se fue. Lo vi alejarse entre las escaleras caracoleras mientras yo, me decía a mí mismo: -"Ay, la cajeteé bien gacho... y luego por qué no quieren a los chilangos, ah no, el que la regó fui yo, no, pos creo que si le voy a tener que dar una buena propina, chale, que pena... veamos... "
Hurgaba la morralla, haciendo cuentas mientras esperaba el regreso del repartidor. Después de un considerable lapso de tiempo sin que llegara nadie, me asomé desde la azotea a un lado de la calle al tiempo que veía el camión del gas como cuadra y media más allá de mi territorio. "¡Hey, mi gas!, ¡Mi tanque de... este... de 30!, ¡No se vayan!" -grité sin que nadie me oyera.
Me temo que no les gustó que este cliente no estuviera enterado de lo que iba a comprar y me dejaron sin agua caliente.
Y yo podré hacer muchas cosas, pero bañarme con agua fría, jamás.
¿A qué viene todo esto?, a que tengo como 9 moscas rondándome y presiento que no son musas, sino que les atrae el olorcito, y lo mejor sería que me durmiera para mañana tener un episodio feliz con los del gas.
jueves
probando...
Eh... parece que ya tengo otra vez internet.
El DF está igual a como lo dejé la última vez, o al menos eso parece... mañana que salga más lejos lo comprobaré. Por lo pronto la señora de los jugos del mercado sí me reconoció. Snif.
El DF está igual a como lo dejé la última vez, o al menos eso parece... mañana que salga más lejos lo comprobaré. Por lo pronto la señora de los jugos del mercado sí me reconoció. Snif.
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kabeza en el df
viernes
¿quién se ha llevado mis pastas?
Este es el rincón en donde dibujo.
Sólo que ahorita está un poco saturado y... pues como que no tengo espacio para explayarme.
Pero eso no es lo importante en este momento. Sino que no encuentro mis pastillas para dormir, ni un estuche de acuarelas. ¿Alguien las ve?
Si ven otra cosa importante que se llevarían a un viaje místico-espiritual, haganmelo saber.
Y es que sin esas pastillas como que no agarro modo y no me salen las palabras para postear y menos para monear.
Hagan su buena obra del día.
P.D. Tapé unas fotillos que están por ahí, porque, este... jejeje... pos tampoco voy a enseñar todo ¿verdad?
...Y ahí vengo, voy por cigarros
miércoles
jueves
¿encontró lo que buscaba?
Una vez más investigué cuáles son algunas de las búsquedas de ciertas personas en los buscadores y que de alguna extraña manera, las traen a este blog.
Muchos han hecho este post, y esta es la segunda vez que lo hago pero con la variedad de que no soy siempre yo el que responde. No entiendo cómo llegan algunas personas con búsquedas tan bizarras como las siguientes...
Chale.
Muchos han hecho este post, y esta es la segunda vez que lo hago pero con la variedad de que no soy siempre yo el que responde. No entiendo cómo llegan algunas personas con búsquedas tan bizarras como las siguientes...
Chale.
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chale,
el ocio es la madre
martes
febrero
Sale el calendario de Febrero. Y ahora ¡en inglés!, osea, nomás los días, los numeritos también están en inglés pero igual se entienden en español.
O si no les entienden, inscríbanse en Harmon Hall o algo así.
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oso bipolar
viernes
pos, un post
Esta tira fue publicada en Milenio Diario el sábado pasado, y luego republicada en SACATRAPOS, y hoy la retepublico aquí, para balancear este (clic) bonito post del amigo Enrico.
P.D. ¿Alguien sabe dónde dan buenas clases de Salsa en el D.F.?
¡Ah!, un anuncio, si vives en Monterrey, los amigos de ¡#$%&! Comics, van a estar éste sábado 2 de febrero en la Librería Gandhi de 2pm a 6pm, presentando la revista y dando consejos de repujado y macramé, bueno esto último no me consta, nomás me lo imaginé.
Hasta tarjetas de San Valentín del Oso Bipolar darán. (Esto es neta)
La invitación, AQUÍ (Clic)
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cartones
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