viernes

la mosca y yo

Creo ya haber mencionado mi relación con las moscas. Desde chico las dibujaba y poco después de estar publicando, dibujaba una mosca para "personalizar" mi cartón en el periódico de Chihuahua.
También tengo una extraña obsesión con las revistas. Si veo alguna que me llame la atención la compro, y si me gusta el contenido, es muy probable que periódicamente lo siga haciendo. Esto me ha traído muchos problemas de espacio en los lugares en los que he vivido.
Un día, curioseaba en uno de los pocos lugares que hay en Chihuahua para comprar revistas, y me topé con una revistota que con una extraña tipografía se leía "La Mosca". Cuando la abrí me atrapó el diseño. Ni siquiera me fijé de qué era, con tan solo ver la forma en que conjugaban fotos, textos, ilustraciones y tipografías, bastó para que me la llevara.
Cuando llegué a mi casa, le leí toda. Me reencontré con gente que ya había leído antes, como José Agustín o Eusebio Ruvalcaba y los moneros Garci y José Quintero. Y descubrí otras plumas como Fernando Rivera Calderón, Jairo Calixto Albarrán, Armando Vega Gil, Patricia Peñaloza, Xavier Velasco, entre muchos otros.


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Sí, era una revista de música, y para mí, que las referencias musicales que tenía no iban más allá de Los Beatles y Joaquín Sabina (Las cosas han cambiado, después relataré el emocionante post "Mi Ipod y yo"), tal vez no era yo el lector idóneo para esa revista. Pero no sólo era música, también era literatura, arte y humor. Una revista que desmitificaba el rock hecho en México y sus alrededores. Había columnas que era casi obligatorio seguir (me acuerdo especialmente de una que se llamaba "Cioranadas" que me llamó la atención pues en ese tiempo andaba de clavadito con el Cioran). Las formas de clasificar las novedades discográficas, las bajadas de pedestal que le daban a intocables como Bono, Jim Morrison o Jodorowsky. Todo eso y otras cosas hacía que uno comprara la revista ya por inercia. Y eso cuando se podía, pues a Chihuahua, cuando llegaba, lo hacía con 2 meses de retraso, en la época pre-Sanborns.


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Cuando comencé a publicar en el DF, uno de los lugares a donde quería ir para llevar mi trabajo y le dieran cabida, era en la revista La Mosca. Me parece que fue en el 2006, cuando en una estancia en la Ciudad de México, fui al Milenio a dejar mi cartón, y le dije Jairo Calixto Albarrán (quien también era colaborador de la revista) que dónde podría localizar a Hugo García Michel, el director de La Mosca.
Jairo se puso a buscar en sus papeles el número telefónico, cuando por una de esas coincidencias extrañas de la vida sonó el teléfono. Era García Michel.
Jairo arregló rapidamente algunos asuntos con él, y le dijo: -Aquí está Kabeza, quiere hablar contigo. Me lo comunicó, y muy propio lo traté de usted. Lo primero que me dijo fue algo así como: -Bueno, para empezar a entendernos, no me hables de usted.
Le dije que me interesaba colaborar en la revista, y él, como ya había visto mi trabajo en el Milenio, me dijo que le enviara material.


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Desde entonces aparecieron dibujos míos en La Mosca ilustrando la sección "Cuatro por cuatro", en donde se pitorrean de alguna noticia de la escena musical. Sin duda, los que más disfruté hacer son en las que se burlaban de personajes insufribles como Alex Lora, Bunbury, Kenny la de Los Eléctricos y Moderatto.
¿Que a qué viene todo esto?, A que hace unos días, Hugo García Michel nos ha comunicado que La Mosca ya no saldrá. La editorial que la publicaba así lo decidió y esto le corta, temporalmente, las alas a la mejor revista de rock hecha en México.
Sin embargo, García Michel y amigos no se han dado por vencidos y luchan para que la revista no muera. Seguramente lo lograrán, por mientras, sus colaboradores pero sobre todo, sus lectores la extrañarán.
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(Este post fue ilustrado con algunas de mis colaboraciones para La Mosca)

miércoles

hellboys (update)


Actualización: Sin duda, quien más coincidencias encontró fue mcolinza, quien dejó un comentario que a continuación transcribo:

1)Los dos tienen un amor platonico, Hellboy -Liz Kabeza-Lupita.

2)los dos se ponen rojos de coraje, cuando sus respectivas andan con otro galan.

3) ambos se fuman hasta la colilla.

4) que ambos no tienen ma..estro

5) y ambos se creen que pueden solos.

Felicidades a mcolinza, quien se ha ganado... eh... este... eh... ehm... ¡Una cena romántica con Sirako!

lunes

el oso bipolar (59)

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... Bueno, al cabo que creo que ahorita ya se fueron todos de vacaciones.

sábado

casi, casi, un boy scout

No puedo dormir.
Es por eso que, para cansar a mi cerebro y combatir el insomnio, pasaré a relatar mi buena acción del mes.

Creo que era la estación del metro Hidalgo, venía de no sé dónde y me dirigía a los andenes de la dirección Tasqueña. Iba a bajar las escalera, cuando escucho un "Joven, ¡oiga joven!"
Miré a mi alrededor y vi que yo era lo más parecido a un "joven", quién hacía el llamado era un señor como de 65 años que vendía mazapanes sentado en una silla de ruedas. Me acerqué al tiempo que él hacía señas para que lo escuchara.
-¿Qué pasó señor?
-Joven, no sea malo, ayúdeme a bajar las escaleras- me dijo el hombre, mientras yo me quedé un microsegundo observándolo a él, luego los 24 escalones, después a mí mismo y de inmediato otra vez al señor, poniéndole cara de "¿Que-no-se-da-cuenta-que-apenas-puedo-con-mi-alma?"
Pero como el vendedor de mazapanes no entendió mi mirada y la cara que puse, le tuve que decir: -Pe-pero, ¿Cómo?, no lo voy a aguantar-
-No, mire, aquí el poli nos echa una mano- me dijo mientras señalaba a un guardián del orden que estaba a 2 metros de ahí.

Como la última vez que ayudé a un ser humano fue en el verano de 1998, me dije a mí mismo que había llegado la hora de hacer una buena acción en esta ciudad de tristes corazones. Así que le dije al señor de la silla: -Órale pues- y con una mirada de James Bond (cuando era Sean Connery), le llamé al policía para que fuera mi compinche en ésta acción de salvación. Se acercó el policía, me vio, y le dijo al viejo: -¿Éste es el que nos va a ayudar?- Yo, ni lo vi ni lo oí, estaba muy ocupado remangándome la camisa.
El poli me dijo: "A ver chavo, tú agarra la silla de ése lado y yo de ésta, y cuando te diga, lo levantamos"- No vi de dónde tomó él la silla, y como yo nunca he levantado una silla de ruedas, pues me agarré de lo más grande que vi: con mi mano izquierda tomé un tubo del respaldo y con la derecha, me cogí de una... rueda.

Grave error.
Debí haber previsto que, la rueda, como todo objeto redondo, suele rodar. Así que al levantar al hombre de la silla, se me escapó el equilibrio de la mano derecha que giró junto con la rueda. El mazapanero sólo alcanzó a gritar un "¡Épale, chamaco de porra!", mientras yo, con una sagacidad nunca antes vista, logré bajar mi pierna derecha y apoyarla en el segundo escalón y así evitar que azotara el señor con todo y mazapanes. El policía me echó una mirada asesina. Yo nomás le enseñé los dientes en una sonrisa de "Oops, jejeje, perdón"
-No la agarres de la llanta carnal, sino del asiento, del tubo ése que sale- me aconsejaba el policía que no dejaba de cargar el paquetote que teníamos.
No conozco las partes de una silla de ruedas, por lo tanto no sabía que tiene algunos tubos y que uno de esos, o al menos ésa silla, sirve para subir la plataforma que eleva los pies del que la usa. Y de ahí me sujeté, así que mientras hacía fuerzas y medio pujaba (¿es normal?), se iban levantando los pies y piernas del pobre mazapanero que: o iba rezando, o iba maldiciéndome.

Cuando finalmente bajamos los 24 escalones, el tripulante de la silla tenía sus piernas como 90 grados hacia arriba. Al soltarlo, se cayó la cajita de mazapanes saliéndose tres de ésta. Los tomé, los regresé a la cajita al tiempo que llegaba el metro. Sin voltear a ver al señor ni al policía, corrí para abordar mi vagón. Cuando se cerraron las puertas vi cómo se hacía bolas el poli en destrabar el fierro ese que sirve para que pongan los pies los que usan sillas de ruedas.

miércoles

nothing's gonna change my world

(Ver aclaración en los comentarios, al rato posteo mi buena acción del mes)
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Acabo de ver la película "Across the universe". Y...
No me gustan los musicales. Sé que ésta película ya tiene rato que estuvo en el cine, pero bueno, hasta ahora la pude ver.
No me gustó.
Se supone que el guión es el que soporta la película, aquí no hay tal.
Aquí las canciones de Los Beatles son los que sostienen la cinta.
Pero bueno, son Los Beatles.

Y si algo me quedó claro es que cualquier vida, cualquiera, puede tener como soundtrack las canciones de Los Beatles. Me consta.

Y ahora, una buena versión, de Across the Universe, con Fiona Apple.



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Ahora una pregunta trascendental:
Si vives en el D.F... ¿Sabes si aún existe una cantina en el centro que, creo, se llama "La Luz"?
Y si es así, ¿Sabes dónde queda?
Y si no es así, ¿Sabes de algún lugar parecido?

lunes

síndrome del jamaicón y calendario

Sí. Están bien los tlacoyos, la flor de calabaza, el huitlacoche, los muéganos, las lulú's, las habas, las quesadillas que no son de queso, las tortillas de nixtamal y demás delicias culinarias de esta parte del país.
Pero, ¿Qué pasa cuando te da el "Síndrome del Jamaicón" y las quesadillas con tortillas de harina y queso elaborado por actores de "Luz Silenciosa", que antes detestabas y alucinabas, ahora son añoradas y requeridas?

Pues pasa un desastre: Recurres a sus similares.
Tortillas que saben a papel y queso que sabe a leche deslactosada, o algo así:

Pero no importa, es cosa de mentalizarse y ya. Snif.

Ahora, para que no todo sea quejas, sale el calendario del mes de Marzo, con la obra titulada: "El Oso Bipolar de deshace de un burro en primavera que se puso querendón"

martes

parte de guerra

Quiero pensar que el virus me lo traje y no lo adquirí aquí.
A los dos días de llegar a este valle de lágrimas, caí en desgracia víctima de no sé qué: Pero la fiebre y los escalofríos se apoderaron de mí, llegando a niveles de alucinación. Lo cual es normal si tomamos en cuenta que estoy en el D.F. pero las alucinaciones no eran externas, de verdad estaba mal.
Más: yo que me libro de afecciones a punta de cosas naturistas y chochos homeopáticos, tuve que recurrir a las medicinas que se piratea el Dr. Simi. (osea, a las originales, que tampoco soy tan masoquista), pero creo que mi empaque no está acostumbrado a esas cosas y apenas iba saliendo de la fiebre y compañía, cuando mi estómago cobró la factura llenándome de retortijones y reflujos.
Y así me la he llevado estos días, encamado, y visitando al de la farmacia que ya me conoce rete bien. De hecho he gastado más dinero en medicamentos que en otra cosa.
Y digo que me traje el virus porque aquí no he tenido tiempo ni siquiera de ponerme extremo y visitar los tacos de salsa magenta de por mi casa, ni los licuados chapopóticos. Es más ni una cervecita he visto.
Mas no todo ha sido malo: Desde la ventana de donde vivo tengo una bonita vista a la playa:


Nomás que esté bueno (más) y sano, me pongo mi traje de baño, mis aletas y voy a la playa. (Nota: esta playa no es de las que pone Ebrard, no es tan buena onda el Chelito).
También es por eso que ni siquiera me he asomado al blog. Pero parece que ya voy de salida, ya estoy en la etapa de estreñimiento, la cual, según me dicen, es de las últimas.
¿Seguiremos informando?